30 de julio del año 1712.
Los gritos aterrados y desgarradores de la niña Innie resuenan con eco por toda la planta superior de la casa, en su habitación no hay nadie más que ella y su padre, ella solloza desesperada porque el hombre la golpea con una correa para hacerla reflexionar. El fajo de cuero se mueve por los aires latigueando, se escucha feroz cuando SeungCheol lo hace bajar a gran velocidad y escandaliza, el sonido del golpe rebotando que se oye cuando el cuero rebota contra las pálidas pieles de la niña se vuelve doloroso hasta para el que no ve. Ella llora sin control, el dolor es insoportable.
Detrás de la puerta María Antonieta y Esperanza se encuentran cabizbajas, ellas custodian la puerta mientras escuchan como la pálida suplica a su progenitor que se detenga; a pesar de que lo quieren hacer, saben que si no quieren acabar en las mismas que la bella muchacha no deben interrumpir. Las dos se limitan a escuchar los regaños del viejo, y para sus adentros rezan por que la jovencita dentro de lo que cabe termine bien. Lleva dos días ya en los que el dolor en las piernas es tal que no le permite caminar y no hace más que quedarse en cama todo el día.
Para SeungCheol la vista lo único que hace es aliviar su ira, siente progresivamente como desquita su odio hacia el bastardo hijo de los Hwang cuando observa la marca roja quedar sobre la piel de su hija. Una semana ha transcurrido desde que la niña Innie fue arrebatada de los brazos de su hombre, ha sido desde entonces que su padre ha recurrido a aquellos medios cavernícolas de hacerla entender que no debe ser promiscua, diariamente golpeándola y expresándole a gritos lo que piensa del hijo del panadero, las razones para que ella no esté con él, y dedicándose minuciosamente a hacerla exclamar que solo va a casarse con el muchacho de apellido Bang.
Es difícil para las criadas y la india escuchar el alboroto. Dentro de la habitación yace SeungCheol sentado sobre la cama de la niña, con ella recostada boca abajo encima de sus piernas como si tuviese siete años y la estuviese reprendiendo a nalgadas. Así la pone, con la falda levantada pero sin moverle ni un solo centímetro la ropa interior, respetando por lo menos su pudor e intimidad y no criticando que las prendas que usa sean tan anchas y le cubran hasta la mitad del muslo.
No obstante, es en lo que menos piensa Jeongin cuando llorando a gritos le responde a su padre que será una mujer correcta y que se portará bien, convirtiéndose en la esposa digna de un hombre como el hijo de los Bang sin contacto alguno con Hyunjin. Casi parece que el viejo se entretiene con pegarle, así que ella no puede evitar sentir un ligero resentimiento cuando se mira las piernas cargadas de moretones de toda índole y heridas que han llegado a soltarle sangre; le cuesta estirar las piernas cuando el tipo decide terminar, es por eso que se arrastra con los brazos hasta acostarse en la cama y allí se queda boca abajo hundiendo la cara en la almohada.
Escucha perfectamente como su padre se vuelve a poner el fajo pasando la hebilla por las pretinas del pantalón, oye la llave y poco después la puerta se abre y se cierra en cuestión de segundos, los pasos abandonan su alrededor cercano y se pierde el sonido cuando el hombre baja las escaleras. Para aquel punto Jeongin solloza, con la cabeza recargada de costado en su almohada solo permite que las lágrimas le acaricien las mejillas de esa forma tan lenta y delicada como alguna vez lo habrá hecho Hyunjin.
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miss jeongin ✦ hyunin
Hayran Kurgu❝Hace años, en otras épocas las cosas eran distintas. El padre de Jeongin deseaba como primer descendiente una niña, pero ha venido al mundo él. ── Si nace varón, te juro que lo mato con mis propias manos. Aquí se relata la historia de su vida, en...