Capítulo V

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En cuanto los renegados escaparon, el grupo de caballeros salió al instante tras ellos para evitar cualquier movimiento que pudiera alterar el orden en la ciudad. Siguiendo el rastro de cosmos que dejó Ikki, fueron guiados al puerto, donde afortunadamente consiguieron rescatar cuatro fragmentos de la armadura, mismos que entregaron a Saori la mañana siguiente.

Aquella por su parte había sido atrapada en las redes de comunicación que buscaban la verdad de lo sucedido, luego de escuchar rumores falsos de que la Fundación era una completa farsa y que por esa razón habían arruinado el evento. Para la gente ordinaria era sólo un robo, pero para Saori y el resto de guerreros no era así; Ikki de Fénix podría haber hecho una infinidad de maldades si no hubiese sido interrumpido, y estaban seguros de que volvería a buscar lo que le arrebataron.

Seiya contactó con el personal de policía, pensando que podría ayudar a acelerar las cosas. En compañía de su fiel amiga, fueron en la búsqueda del undécimo caballero con el apoyo de un canino entrenado.

Los jóvenes estaban por adentrarse en un vehículo rumbo a los puertos cuando el perro comenzó a olfatear cierto aroma cerca del bosque que rodeaba la mansión, por lo que Hinata y Seiya se vieron obligados a ir atrás de él con la esperanza de hallar alguna pista sobre el paradero del Fénix.

Mientras tanto, en lo profundo del bosque, el caballero de Andrómeda vigilaba en solitario y en silencio, divagando en su mente sobre lo mucho que su hermano había cambiado. Pensaba que tal vez no debió dejar que él tomara su lugar aquel día, suponía que todo lo que sucedía era por culpa suya. De tanto pensar en los sucesos del pasado, llegó a aquel roble viejo y enorme en medio de entre tantos árboles, éste tenía viejas marcas de diminutos puños, que pertenecían a Ikki cuando recién fueron adoptados, solía entrenarse ahí con el propósito de sobresalir en el futuro.

No comprendía la razón de por qué todo estaba saliendo tan mal. Entonces, sin aviso previo comenzó a hacer mucho frío, como si una tormenta de nieve estuviera próxima a caer sobre él, las copas de los árboles se volvieron grises y el pasto se lleno de tela fría ¿acaso era Hyōga que le jugaba una broma? Si era así no le parecía divertido, era el único que dominaba las bajas temperaturas ¿qué le pasaba?

El inmenso árbol se quebró a sus espaldas, fue cuando se puso en guardia, por lo que tuvo que cubrirse apartándose del lugar. Intentó defenderse con la cadena de Andrómeda, de manera inútil pues la baja temperatura la había debilitado.
Detrás de él, un sujeto con armadura oscura como si fuese una sombra, apareció yendo directamente a atacarlo con técnicas que ya había visto antes.

El desconocido se parecía muchísimo a su amigo Hyōga, de manera física pues el verdadero jamás se atrevería a provocarle daño. Se trataba de un renegado, el Cisne Negro.

—¡Eres un cobarde! —le gritó —¡Por eso el amo Ikki te desprecia! —sin piedad siguió dando golpes al joven que no podía siquiera defenderse, era veloz y el clima no ayudaba en nada. —¡Vas a lamentar haberte cruzado en mi camino, Andrómeda!

Logró que su cuerpo chocara con un tronco, dejándolo débil al momento para usar su puño y destruirlo como un trozo de hielo, sin embargo, antes de que pudiera tocar a Shun, su mano quedó paralizada en el aire, para después ser cubierta por una gruesa cobertura de hielo blanco.

El impostor de las habilidades de hielo no tomó en cuenta de que su energía había logrado ser percibida por el auténtico guerrero del frío. Hyōga al notar el repentino cambio climático y una anomalía en el cosmos de Andrómeda, supo de inmediato que algo andaba mal. Apareció y detuvo al Cisne Negro antes de que pudiera lastimar más a su compañero.

|| 𝐌𝐈 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 || 𝚂𝙰𝙸𝙽𝚃 𝚂𝙴𝙸𝚈𝙰 || 𝙰𝚃𝙷𝙴𝙽𝙰 || 𝙿𝚝 𝙸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora