Capítulo X

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Todo yacía en calma, el silencio de la naturaleza era bastante pacífico,
pero algo en su interior no le decía nada bueno. Desde el rescate del casco en la isla del Caribe, tuvieron que tomar otras medidas para protegerse, el Coliseo fue incendiado y no dudaron de que muy pronto irían tras todos ellos en la mansión. Hinata y Shun tuvieron la labor de proteger a Saori junto al fragmento en una cabaña fuera de la ciudad, donde nadie sabría su paradero.

Expulsó el aire amargo de sus pulmones, no sabía nada sobre su hermano ni sus amigos, supuestamente se quedarían a vigilar la ciudad por si acaso, pero desde su separación existía una inquietud en su pecho; Shun decía que era la paranoia y que no le tomara importancia, porque todo estaría bien.

Hinata trataba de hacerle caso, pero por más que lo intentaba, no podía. Tenía sus codos recargados en el barandal del balcón, veía el cielo despejado donde el sol brillaba en su punto máximo, la brisa era refrescante, podría quedarse ahí parada por horas, sino fuera por la negatividad de sus pensamientos.

Los pasos tras de ella fueron percibidos, Shun apareció a su lado, sonrió como siempre y le extendió una taza de té caliente, la chica devolvió el gesto y lo aceptó gustosa, esos últimos días había estado dependiendo de bebidas como aquella, para calmar los nervios.

—Tranquila, Hyōga y los demás estarán bien. —la frase de él ya se la había aprendido de memoria. No hacía más que pretender escucharla y aplicarla.

Hinata alzó la taza y dio un sorbo con lentitud, sintió el líquido amargo y caliente dentro de su boca, luego dejó la pieza de porcelana sobre el pequeño plato para después dejar su atención en la belleza del bosque y las montañas en la lejanía, lo curioso ahí era que, más allá de aquellas enormes rocas se ubicaba el valle de la Muerte, donde Ikki perdió la vida.

—Llámame loca pero en serio creo que algo malo está sucediendo.— volvió la vista a Shun, él intentaba mantenerse positivo y ella lo estaba arruinando, lo reconocía, la inquietud no la podía seguir soportando. En cualquier momento podría salir corriendo de vuelta a la ciudad.

—Hinata, relájate. Has estado muy alterada desde que volvimos de la isla.

—Lo sé, pero no puedo más con esta incertidumbre.

—¿Enviaste la carta a tu maestra como dijiste?

—Sí, lo hice, pero no he obtenido ninguna respuesta de ella.

—Tal vez aun no le ha llegado. No te desesperes.

Segundo suspiro, volvió a sorber. No podía negar los puntos positivos que daba Shun ante cualquier situación.

—Vamos adentro, Tatsumi está terminando de hacer el almuerzo, vamos a ayudarle. —propuso alegre, Nat desvió la vista al suelo pero terminó por aceptar.

Los dos volvieron al interior de la vivienda, Saori estaba mirando las noticias en la sala de estar y eso llamó su atención, pues hablaban de que la mansión Kido había sido comida por un espantoso fuego por medios desconocidos. Como imán y metal, ambos jóvenes se quedaron escuchando tan fatal noticia, Tatsumi no demoró en aparecer para quedarse igual de sorprendido que su señora.

—Tatsumi, prepara el helicóptero. —ordenó la Kido. —Debemos volver de inmediato.

—Enseguida, señora.

—Yo los acompañaré. —dijo Hinata firme.

—Alto, esperen— los detuvo el joven —eso es lo que quieren, que salgamos de nuestro escondite, es una trampa. —de nuevo, Nat no pudo negar que tenía razón. —Señorita Saori, entiendo que esté preocupada por lo que le han hecho a su hogar, pero si nos exponemos puede ser peligroso para usted y para el casco.

|| 𝐌𝐈 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 || 𝚂𝙰𝙸𝙽𝚃 𝚂𝙴𝙸𝚈𝙰 || 𝙰𝚃𝙷𝙴𝙽𝙰 || 𝙿𝚝 𝙸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora