Capítulo 15

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— ¿Qué es esto, Mina-san?

Izuku se había "escapado" de Eijirou en la tarde ya que era el periodo dónde el dragón tomaba una larga siesta hasta el atardecer en la cima de un árbol que le daba sombra y le permitía estar atento a cualquier sonido de peligro que hubiera. No se atrevió a adentrarse en el bosque, si no que espero a Mina en la orilla de la laguna, a la cual seguía sin meterse por un poco de pánico que le quedó de la última vez.

El hada apareció en un breve tiempo, bailando a su alrededor con su luz rosada apenas perceptible en el día a diferencia con la noche, dejó caer en el pasto unas hojas verdes que terminaron transformando en un libro de tapa marrón y que olía a tierra.

—Un libro, libro de palabras —respondió el hada como si fuera obvio —Lo adecué a tu tamaño, Izuku.

— ¿No es peligroso? —cuestiono inseguro el de pecas viendo el libro con algo de recelo.

— ¡Es seguro, leerlo! —le insistió el hada, sentándose en su hombro derecho y dándole unas palmaditas en la mejilla —Historia. Es historia que no sabes. De Elfos.

Todavía inseguro, el más bajo llevo las manos hasta el libro —que pese a ser pequeño se sentía pesado— lo apoyó en sus piernas y abrió una de las páginas, encontrándose con unos maravillosos dibujos junto con unas palabras en la página continua. Pese a que el idioma le era desconocido, pudo comprender unas palabras y traducir sin dificultades. Cada página venía acompañada de un dibujo muy detallado. Los primeros eran de lugares, una maravillosa cascada llena de árboles y flores que jamás había visto. Los segundos de personas con rasgos muy finos, de cabellos negros y rubios, unos parecían ser más prestigiosos que otros, pero el libro aseguraba que los Elfos seguían únicamente a un Líder sin importar su facción y que el Líder debía ser elegido únicamente por el bosque. Varias páginas hablaban sobre cómo los Elfos podían predecir el futuro mediante las estrellas y la luna, pero no daban detalles específicos de su método. Mientras más leía el libro, menos entendía el pecoso porque el hada quería que lo leyera. Era increíblemente fascinante pero no podía comprender qué sentido tendría para él leerlo.

Hasta que lo hallo.

La Espada Maldita.
De las entrañas de un corrupto,
Hecha para hacer el bien.
Viene cuando el caos se aproxima
Y desaparece con la muerte.
No es motivo de celebración, sino de terror.
Su llegada solo puede traer destrucción.

Al lado de esas palabras, estaba el dibujo de una espada, con empuñadura de dragón, larga cuyo acero parecía indestructible, en un lugar parecido en una cueva. Midoriya paso el dedo por el borde de la página, reconociendo a One For All y recordando las primeras palabras que le dirigió Katsuki cuando se conocieron.

—Te van a odiar por haber sacado esa espada.

Con solo cerrar los ojos podía recordar ese momento, el mago de pie sobre la espalda de dragón de Kirishima, la sangre cubriendo su humilde ropa, descalzo y con sus ojos rojos brillando cuando se encontraron con los suyos asustados. Una expresión entre abatida y triste, como si estuviera viendo algo sumamente lamentable que no podía ser cambiado. Con ese aspecto sangriento, bajo del lomo del dragón herido y se acercó hasta él, que estaba tirado en el piso, temblando con un horrible dolor en el cuerpo como si le estuvieran quemando por dentro y le extendió la mano.

—Si quieres vivir, haz una elección. Toma mi mano o te dejo en este bosque para que salgas por tu cuenta. Es tu elección.

En aquel entonces, tenía el corazón destrozado y su cabeza...era un revuelo de cosas que aún seguían siendo difíciles de asimilar. Pero elegir tomar la mano de Katsuki era una decisión de la que Midoriya no se arrepentía en lo más mínimo. Pasará lo que pasará, siempre creería que fue lo mejor. Porque el mago le ayudo a pararse, envolvió una capa alrededor de su cuerpo y luego, dando un suspiro, forzó al dragón gigante a tomar una forma humana y le busco ayuda.

Todo tiene un precio [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora