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Jinyoung salía de su casa cuando se encontró con la sonrisa más brillante que jamás había visto. Instintivamente rodó los ojos y se sintió irritado. Continuó caminando sin prestarle atención al chico. No era su problema si él quería esperarlo como perro cada mañana para ir a la escuela. No se sentiría culpable por ignorarlo, después de todo no le debía nada.

—¡Jinyoung, espera! — gritó cuando Jinyoung avanzó con paso veloz por la acera.

Jinyoung no supo porque se detuvo, quizá en el fondo sí le importaba un poco Jaebeom. De pronto se sintió incómodo de que esa idea fuera real. No debía de permitirse encariñarse. Jaebeom aún no se daba cuenta de toda la mierda que estaba mal con él, pero cuando lo hiciera se alejaría como el resto. Continuó caminando sin detenerse a voltear atrás.

—¡Espera! — lo volvió a llamar con un poco de desesperación.

A la distancia Jinyoung escuchó como Jaebeom cerraba su mochila y comenzaba a correr en su dirección. Tuvo el impulso de correr también para que no lo alcanzara, sin embargo, pensó que se vería muy infantil por lo que se resistió. Jaebeom lo tomó del brazo para detenerlo una vez que estuvo a su lado. Con cuidado le entregó un envoltorio de tela. Jinyoung lo miró confundido.

—Mi mamá horneó algunas galletas ayer y me dijo que te las entregara— explicó rápidamente Jaebeom mientras sus mejillas se tornaban rojas y evitaba su mirada —Yo ayudé a decorarlas. Espero que te gusten.

Jinyoung quiso tirar las galletas al piso y pedirle que lo dejara tranquilo. Pero, por alguna razón sentía que algo estaba cambiando. En su interior sintió calidez y la necesidad de abrazar a Jaebeom por lo tierno que se veía. Cerró sus ojos con fuerza y suspiró. Cuando miró nuevamente a Jaebeom su expresión era diferente. Sus ojos se volvieron acuosos y su labio inferior temblaba. Jinyoung odio no ver más la sonrisa de hace minutos.

—No tienes que comerlas si no quieres, yo sólo creí que sería un lindo gesto y las traje para tí...

—Sí lo haré, gracias— Jinyoung intentó sonreír, pero parecía que había olvidado cómo hacerlo. Jaebeom esbozó una sonrisa sincera y le dio un rápido abrazo.

—Lo siento— se disculpó sin poder ocultar su alegría. En ese momento Jinyoung supo que quería verlo así de feliz siempre.

Jinyoung despertó con las lágrimas escurriendo por su rostro. Parecía que nunca podía tener una noche tranquila sin que el pasado lo persiguiera. Todo era un caos a su alrededor. Nunca pensó que vería a Jaebeom de nuevo, pero el destino era cruel. No era una mentira que Jinyoung quería verlo feliz, por eso jamás tuvo la intención de buscarlo una vez que descubrió su relación. Sin embargo, ahora que lo tenía otra vez cerca sentía la envidia y los celos invadirlo. Maldito el día en que Jaebeom conoció a ese chico, ojalá simplemente se esfumara.

Miró el reloj, 1:31 de la mañana. Todavía quedaban muchas horas antes de que tuviera que ir al teatro. Aunque no tenía el ánimo ni las ganas de ver a nadie no podía renunciar. Por más que odiara la idea de pasar tiempo con Jaebeom sabía que la oportunidad era única y la había deseado tanto. Decidió pararse a la cocina para prepararse un té, tal vez eso lo ayudaría a relajarse. Una vez que estuvo sentado en la sala con su taza en la mano comenzó a repasar en su cabeza algunos diálogos que practicarían mañana.

Aunque aún no tenía el guion completo debido a que le faltaban algunos detalles para estar listo, tenía la confianza de que sería una buena obra. Tampoco le preocupaba la música ya que Jaebeom era un buen compositor. En todos esos años cada vez que quiso rendirse había buscado consuelo en sus canciones. Era como si Jaebeom le cantara personalmente al oído como cuando eran más jóvenes y Jinyoung había tenido un mal día. No, no podía seguir ahogándose con los recuerdos.

Ámame de nuevo | JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora