Steve Rogers x Anthony Stark

Steve hijo de...

#Stony #AuSecundaria #Sad #Cortito

Tony siguió el consejo de su amiga Pepper y le escribió una carta a su crush.

Dónde exponían su corazón abiertamente al hombre que le robaba el sueño y estaba presente en su mente todo el tiempo.
Al que veía discretamente a lo lejos.

Divertido, carismático, deportista y el sueño húmedo de prácticamente toda la secundaria. Total no perdía nada, no tenía que poner su nombre y se quitaría un peso de encima.

Pero Steve, el capitán de fútbol y su crush, lo vio dejar la carta en su casillero.

Durante la clase el rubio se paró frente al salón y a Tony se le bajó el azúcar al reconocer el sobre en sus manos.

— ¡Atención!— la clase se quedó en silencio, prestando toda su atención al chico estrella.— Hoy recibí otra carta de amor.— Algunos alumnos silbaban y otros festejaban.— Veamos quién lo manda.— abrió el sobre y sacó la carta.— Sorpresa, sorpresa. No está firmada.

Tony quería que la tierra se abriera bajo su pies y lo tragará cuando Steve lo miró discretamente.

—Querido Steve, soy demasiado cobarde para decirte esto en la cara. Pero debo sacarlo de mí pecho.— el rubio levantó una ceja y miro a su atenta audiencia.— ¿Pecho?, Yo quería PECHOS.— los alumnos estallaron a carcajadas, excepto los amigos de Tony y dos amigos del rubio.— Bueno, continuemos. Debo confesarte que te amo, desde el primer momento en que te conocí. Hace dos años atrás. ¡Awww, ternurita!— agregó lo último con burla.— eres mí motivo para venir a esta escuela, verte jugar, estudiar y pasar tiempo con tus amigos. Eso sonó tétrico.— está vez miro directamente a Tony, haciendo que varios alumnos también lo mirarán

—Creo que ya está, Steve.— Sam habló, sabiendo que su bruto amigo la cagaría en grande.

—No, espera, llega la mejor parte.— interrumpió.— No puedo sacarte de mis pensamientos ni un solo instante, te veo hasta en mis sueños. Me enamoré perdidamente de ti y sé que jamás sabrás quien soy, pero solo quería decirte: Te amo, mí Capitán.

Algunos alumnos les dió ternura la carta y otros simplemente se burlaban.

Tony sabía que debía huir, a China sí era posible, porque Steve lo estaba mirando con esa sonrisa diabólica que solo le brindaba a sus contrincantes en el campo.

— Es una bonita carta, Anthony.

El salón se quedó en completo silencio y miraban incrédulos al genio de la escuela, cuyos ojos se estaban inundado de lágrimas por la humillación.

Pero la sorpresa e indignación fue más grande cuando el querido Capitán rompió la carta y la tiró al bote de la basura.

— Eso es lo que pienso de tus sentimientos.

Para sorpresa de Steve nadie se río o le festejó su acto, miradas de desprecio empezaron a teñir las que antes eran de admiración.

Se sintió un poco mal cuando vio al genio salir corriendo, pero peor cuando Nat, la novia de su amigo, le dió un puñetazo antes de salir detrás del castaño.

Tal vez se excedió un poco.

---