♥Beauty Secretary - Jiley ♥

9-Benjamín.

-Señorita-Sentí que una voz me llamaba, y como olvidar quién era.

-Señor Rubén, que sorpresa -Dije con una sonrisa- ¿En qué puedo ayudarlo?

-Pues, verás, me a citado Justino -Sonreí por el apodo que le había puesto- Oh -Se tapó los ojos como que si algo lo quemara- No sonría así que me encandilas -Siguió con su papel dramático mientras yo sonreía.

-Rubén, entra ya por favor -Era Justin, estaba en la puerta de su oficina con la cara de frustrado- Te cité para negocios, no para que coquetearas con mi secretaria.

Este me sonrió con una mirada cómplice y me guiñó el ojo.

-Verás, deberías prohibirle a vuestra secretaria que haga una de esas sonrisas- Justin puso los ojos en blanco, y esté siguió ahora mirándome- Debería darle vergüenza señorita, casi acabada de darle un infarto a este pobre hombre- Completó para que Bieber reaccione.

-Te pagaría para que vuelvas a sonreír una y otra vez, así completas el infarto -El señor Rubén hizo una cara de ofendido, pero Justin no parecía decirlo muy en broma- Pero, prometí a mi padre hacer un buen negocio, no asesinar a sus socios -Hizo una pausa- Ahora, ¿Puede usted pasar a mi oficina?

Este contuvo una carcajada, para ser un gran empresario, no se comportaba como uno, era gracioso.

- Alguien hoy está cabreado-Susurró.

-Ssh, lo puede escuchar -Susurré.

-Lo escuché -Dijo Justin, y Rubén solo entró a su oficina y cerró la puerta.

Mientras negaba sonriendo por el comportamiento de el socio de la empresa, continué haciendo mi trabajo hasta que sonó mi celular. Atendí.

Mamá. Suspiré, de ella casi nada bueno viene.

-Hola, mamá -Dije con un tono de cansada- ¿Qué sucedes?

-Hola cariño...-Hizo una pausa dudosa- Verás...

Hice un sonido quejoso para que sepa que no estaba para vueltas.

-Mira mamá, se directa- Le dije fría- ¿Quieres dinero, verdad?

-Ay, hija, no quiero pero es que y sabes... Desde que pude librarme de...- La interrumpí.

-¡Eso pasó hace 5 AÑOS MAMÁ! -Dije casi gritando- Puedes superarlo ya y conseguir un trabajo-Soné muy dura, ella sonó apenada- Sabes que te quiero... Discúlpame, pero no estoy bien, tengo muchas cosas. Si quieres dinero ve hoy a la tarde a mi casa, te lo daré.

-Eso no es todo, hijita...

-¿Qué sucedió?