Capitulo 25.

5.9K 578 22
                                    


Jacaerys Velaryon.

Él estaba realmente sorprendido, nunca pensó que la reina se podría del lado de ellos, pero aquí estaba. No solo estaba del lado de ellos, sino que también les estaba dejando en sus manos al que es su padre para que ellos hagan la justicia que tanto anhelan. Eso también pareció sorprender a Otto Hightower, porque mira a la reina con clara sorpresa y enojo.

-¿¡Alicent, cómo puedes hacerme esto!?.- parecía que Otto había encontrado su voz cuando la reina lo había entregado en bandeja de plata a ellos. La reina no dijo nada, ni siquiera le dio una segunda mirada y eso parecía haber enojado a Otto.- ¿¡Esta es tu gratitud por todo lo que he hecho por ti!? ¿¡Por todo lo que he sacrificado!?.- eso pareció a haber sido algo lo suficientemente llamativo para qué la reina Alicent le diera una mirada dura y sin emoción.

-Nunca quise lo que tú querías, padre. Nunca quise casarme con el rey, tú querías que lo hicieras y me obligaste a hacerlo. Nunca quise que traicionar a Rhaenyra de esa forma, ella era mi mejor amiga, una hermana y tú me hiciste lo posible para arruinar tal relación. Al igual que mis hijos, ellos son todo para mí y tú que veías mi amor por ellos me dijiste palabras llenas de terror de lo que la princesa Rhaenyra podría hacerles y me hiciste ser tan cruel con ellos junto con los hijos de la princesa heredera.- la voz de la reina parecía fría, pero a la vez había dolor en ella. Estaba claro que estaba cansada y que se estaba quitando el peso de sus hombros.- Me convertiste en un monstruo para ellos, pero pensé que todo sería diferente cuando Aegon se casó con el príncipe Jacaerys. Pensé que dejarías tu ambición cuando vieras la unión de la familia una vez por todas y la felicidad de mis hijos, al igual que de Aegon cuando... Mis nietos nacieran. Pero veo que me equivoque, lastimarte a mi niño de la forma más cruel posible y nunca te perdonaré por ello.- la reina se acerca a Otto y lo mira con frialdad.- Nunca te podré a ti antes que a mis hijos.-

Y eso parecía haber roto la paciencia de Otto porque se abalanzó contra la reina Alicent para atacarla, pero un rápido movimiento de los guardias junto con Aemond lo mandaron rápidamente al suelo.

-Tienes grandes deseos de morir por atacar a la reina, mi madre.- su tío Aemond había dicho con tranquilidad, pero estaba claro que estaba enojado.- Su majestad, por lo visto, ya no hay remedio para Otto Hightower. No solo planeo tal barbaridad contra la heredera y realizó aquel acto que costo la vida de mis pequeños sobrinos, sino que ahora quiso atacar a la reina. Parece que lo única que queda para él es la muerte y que mi hermano junto con Jacaerys la den, solo para que puedan tener la tranquilidad que desean sus corazones.- 

Él junto con su esposo esperan ansiosos a las palabras de su abuelo, el cual se encuentra mirando a Otto sin emoción alguna.- aquí y ahora haremos saber los pecados que Otto Hightower ha cometido ante todas las personas de Westeros, que su muerte se haga saber por su traición hacia la corona. Pueden darles el castigo que sus corazones dicten, mi hijo y nieto.- dice su abuelo mientras nos mira a ambos con clara pena en sus ojos. No es sorpresa para el que fuera Aegon el que tomara la palabra.

-Queremos su cabeza, padre. Queremos que sienta el dolor de nuestros corazones, pero también el dolor de mi carne y alma cuando estaba dando a luz a mis niños sin vida por su culpa. Quiero que él sienta primero nuestro dolor antes de darle fin a su vida y eso va para sus cómplices también.- las palabras llena de dolor junto con odio de su esposo se clavaron en su corazón y hacían que su propio dolor emergiera en la superficie.

Su abuelo había contemplado las palabras de Aegon y lo mira a él también en busca de una repuesta suya, él lo mira y se pone al lado de Aegon para que su abuelo sepa que su pedido es igual que el de su esposo. Su abuelo, al ver qué ambos estabas esperando lo mismo, asiente con la cabeza.

-Si es lo que quieren, eso es lo que tendrán. Les haremos saber a Westeros sobre la muerte de Otto Hightower y el porqué, mientras tanto, ustedes tomarán su venganza por sus propias manos.- es todo lo que dice para comenzar a pararse del trono con la ayuda de su bastón y comenzar a caminar con lentitud con la ayuda de la reina Alicent hasta salir de la sala. 

El lugar se quedó en silencio y por un breve momento nadie dijo nada hasta que Aegon se acercó a pasos lentos hacia donde Otto se encontraba siendo resguardado por los guardias.

-Parece que tu vida está en nuestras manos ahora, Abuelo.- escupió la palabra con tanto asco que de alguna manera hizo temblar a todos en la sala.- Pero no tienes nada de que preocuparte, o tal vez si, porque lo que te haremos no es nada comparado al dolor en nuestras almas por la perdida de nuestros pequeños dragones. Yo mismo te haré desear nunca habernos hecho tus enemigos.- fueron las palabras más llenas de enojo y odio que Aegon haya dicho antes. Pero más que esas palabras hayan sido para Otto Hightower y que se lo haya dicho enfrente del hombre.

Aegon no dijo nada más y solo se quedó mirando a Otto si emoción alguna, fui yo el que se acercó y lo tomo de su mano para tener su atención. Logrado eso, le sonreí y luego mire al hombre que alguna vez fue la mano derecha de su abuelo.

-Es tu perdida, Otto Hightower. Perdiste todo y ahora te tocará ver o escuchar a las personas de Westeros maldiciendo tu nombre por lo que hiciste.- él dice para tomar luego la mano de Aegon y salir de la sala de trono para ir hacia sus aposentos. Una vez ahí, él abraza a su esposo con fuerza y no puede evitar sentir algo de satisfacción al saber que habían logrado atrapar al hombre que les trajo desgracias en sus vidas.

Suspira un poco para despegar el cuerpo de su amante y tocar su rostro llenos de lágrimas. Trata de secar las lágrimas de Aegon, pero estás siguen saliendo a pesar de todo. Ninguno de los dos dijo nada mientras apoyan sus frentes y se quedan así por unos minutos. No era necesario una palabra, solo mirar sus ojos y saben lo que estaban pensando ambos. Lo que estaban sintiendo.

Solo la luz de la luna junto con las paredes fueron los únicos testigos de sus palabras, lágrimas y sentimientos. Solo ellos sabrán el dolor que habían soltado al fin, luego de que tuvieron que tragar su luto para hacerle frente al hombre que los lastimó de manera cruel, y solo ellos dos sabrán los votos que se dijeron mutuamente para darse ánimos.

Hacerlo bien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora