Capitulo 23.

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Intermedio.

Cuando Jacaerys salió bruscamente del lugar nadie sabía qué hacer, podían ver el dolor en el joven príncipe y solo pudieron darle una mirada de pena. Ninguno sabe lo que es perder a un hijo, menos a sus primeros; tal vez la reina Aemma lo haría, pero ella no estaba ahí.

Aemond junto con Daeron y Helaena había entrado a la habitación para quedarse con Aegon en caso de que despierte de su sueño. De reojo, ellos pudieron ver los pequeños cuerpos envueltos que se encontraban en aquella mesa y una parte de ellos se hundió al saber que no podrían conocer a sus sobrinos nunca. 

-Sufriendo, él está.- Helaena dijo mientras acariciaba el cabello plateado de su hermano mayor con suavidad, los otros dos solo pudieron ver a su hermano con dolor, pero nunca pena, eso sería mucho peor para Aegon.

-Siempre lo estará, no importa si hacemos justicia en este momento, pero espero que encuentre un poco de consuelo en lo que haré.- Aemond hablo con ira de dragón filtrándose en sus palabras.

-¿Qué harás?.- el príncipe menor pregunto.

-Lo que tendríamos que haber hecho desde un principio, quemar a una rata de una vez por todas. Le diré a padre toda la verdad en este momento, esa rata se tiene que ir por lo que ha hecho y mejor si es antes de que nuestro padre, el rey muera.- ninguno de los dos hermanos detuvo a Aemond, es más, ambos dejaron que vaya con gusto por el simple hecho de que estaban enojados. Enojados por lo que su abuelo había hecho, porque ellos saben que fue él y están disgustados de compartir la misma sangre que ese hombre; el mismo que ocasionó las muertes de sus sobrinos sin siquiera pestañear.

Entonces, ellos quieren venganza en estos momentos. Una venganza que le dejarán en bandeja de plata a su hermano y sobrino-cuñado.

Luego de cinco horas Jacaerys había vuelto y se veía simplemente mal. Tenía los ojos rojos, por tanto llorar, y sentían el aroma a quemado junto con el de dragón en él. Rhaenyra se había acercado a su hijo y lo había abrazado, le había dado palabras de consuelo, pero Jacaerys solo pudo abrazarla y no decir nada. 

Cuando el príncipe más joven vuelve a sus aposentos, se encuentra en la entrada con Daeron y Helaena. Ambos hermanos lo miraron y no pudieron evitar decir su nombre con tristeza.

-Jacaerys...-

-Helaena, Daeron...- él responde seco y sin vida, haciendo que los nombrados se estremezcan.

-Aegon está despierto... Él quiere darles un funeral en este momento.- no hacía falta decir a quienes se refería, Jacaerys lo sabía y por esta vez su rostro inexpresivo mostró signos de dolor.

-Yo... Entiendo, iré a verlo ahora.- y solo con eso se adentra en la habitación. Ahí ve a Aegon que se encuentra mirando a sus bebés envueltos, el vómito en su lengua se puede saborear, pero no deja que eso lo detenga y se acerca.-Aegon...-

-Pensé que estaría bien darles esos nombres, porque sé que habrían sido maravillosos niños. Pensé que todo iba a estar bien y que los daría seguro, pero... No fue así. ¿Soy una mala persona por esto, Jacaerys? No pude traer vivos a nuestros bebés, ¿Eso me convierte en un mal padre?.- Aegon derrama las palabras que tiene guardadas en su corazón y Jacaerys tiene una mueca de dolor en su rostro, pero aun así abraza a su esposo con la fuerza que sea necesaria.

-No, no es tu culpa, issa jorrāelagon. Tampoco eres un mal padre por lo ocurrido, debes de entender que lo que paso no fue tu culpa y que todo estaba bien hasta que esos malditos vinieran- Jacaerys siente como Aegon se tensa antes sus palabras, pero también puede sentir la ira que comienza a emanar.

-Fue por ellos. Fue por ellos que nuestros bebés murieron, Jacaerys. Por ellos y por Otto Hightower.- dice con tanto asco ese nombre que algo en el corazón de Jacaerys salta. Él sabía que Otto Hightower era alguien codicioso, que no quería nada que ver con ellos y su madre. Y sabía que haría cualquier cosa para que ninguno de los niños que engendren él y sus hermanos se siente en el trono que les pertenece.

-Lo harán, te prometo que cualquiera que haya participado en esto morirá. Les cortaré su cabeza y se las daremos a nuestros dragones en nombre de nuestros hijos.- él jura con fuego en sus palabras, no le importa que tal vez no sea lo que un buen príncipe y futuro rey haría. Él necesita venganza por sus bebés, venganza por aquellos que tuvieron la culpa de que sus hijos murieron. 

Son palabras que ellos se dicen en ese momento a solas. Ahora toda la familia se encuentra en el funeral y todos ven con dolor como Jacaerys y Aegon les dicen a sus dragones la palabra ‘Dracarys’ con dolor haciendo que Vermax junto con Sunfyre soltaran su aliento de fuego quemando así los pequeños cuerpos que se encontraban ahí.

Nadie dijo nada por unos segundos hasta que Aegon dijo unas palabras que marcan a todos.

-Fuego y sangre es lo que habrá.- Aegon dice mientras mira el pequeño altar quemarse.

Fuego y sangre es lo que tendrán.

Hacerlo bien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora