Dos años antes...

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En el sur de un pequeño pueblo a las orillas del río, un joven corría velozmente. Su respiración iba acelerada al igual que sus pies. Llevaba un suéter con capucha de color gris, la misma le cubría el cabello perfectamente, pero aún así podía percibirse un mechón de él.

Las nubes grisáceas en el oscuro cielo amenazaban con que pronto la lluvia caería al suelo, los constantes truenos y relámpagos acechaban la superficie y daban ese toque lúgubre y oscuro.

El chico seguía corriendo sin detenerse y unos tres sujetos, a quienes creía haber perdido de vista, lo perseguían a lo lejos por el inmenso valle de Roosewood. Él sonrió para sí mismo, como si todo esto en verdad le divirtiera. Siguió avanzando con sus pies firmes en la tierra. Un relámpago iluminó el cielo y la cara pálida del chico resplandeció de inmediato. Los sujetos de muchos tatuajes en sus brazos que lo seguían, avanzaron más el paso, aún así no podían seguirlo tan rápido, ambos se veían un poco robustos y el chico parecía todo un atleta.

La capucha de el joven bajó de su cabeza en cuanto logró llegar a las afueras del bosque y dio un salto con total fuerza hacia un rejado inmenso, revelando así, su cabello rojizo y resaltando más su rostro perfilado y pecoso.

Los sujetos se gritaban los unos a los otros “ahí está” “vayan por él “, sus voces gruesas resonaban incluso por todo el lugar. El chico no dejó de sonreír mientras trepaba por el rejado y saltaba hacia el otro lado. Sus labios se inclinaron hacia un lado, en una sonrisa torcida que sin duda podía dar escalofríos a cualquiera.

El dirigió su mirada hacia ellos con total satisfacción y uno de ellos, el más robusto y calvo, le dirigió un gruñido con los dientes apretados de ira.

El pelirrojo no identificado, corrió aún más rápido y los hombres lograron saltar el rejado y continuar siguiéndolo.

Terminaron encontrándose en un callejón vacío, sucio y sin salida. Las paredes con humedad y el apestoso olor proveniente de los contenedores de basura le dieron la bienvenida al grupo. El chico los miraba a un metro de distancia, su sonrisa seguía siendo la misma, pero en cuanto miró fijamente a los ojos al sujeto, su expresión cambió por una más fría y aterradora.

—Ya te atrapamos. Este es un callejón sin salida, Voykovik —dijo el líder de ellos, el más robusto, el de piel canela— Entrégate ahora y haznos más fácil el trabajo de matarte. Permítete ser el objeto de nuestra diversión.

Un relámpago volvió a iluminar la superficie gris, y el estruendoso ruido de un trueno hizo su presencia.

—¿Enserio se creyeron el cuento de que huiría de ustedes? —la voz del chico sonó en el espacio, era firme y varonil, además, tenía un acento que podía identificarse muy bien como ruso. El sonrió abiertamente.

Un par de hombres bien formados y de piel tostada aparecieron detrás de los tres sujetos y les apuntaron con dos armas en cada mano.

El pelirrojo dio un paso hacia el líder del grupo, quien estaba delante de los demás, y le dedicó una mirada fulminante.

—¿Objeto de diversión? Tú eres mi objeto de diversión —soltó y en un movimiento rápido, sacó un cuchillo filoso que estaba muy bien oculto en alguna parte de su suéter y en un toque exacto y preciso, lo clavó en el cuello del sujeto haciendo que la sangre brotara con rapidez y poco a poco le resbalara por la ropa.

Después de eso, solo se oyeron disparos que acabaron con la vida de sus perseguidores.

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—¿Y bien? ¿Eleanor spring? —dijo el pelirrojo con ironía.

—Sí, así es —una voz masculina y mucho más firme le respondió en la habitación— Habíamos acordado que llevarías a cabo el plan en otro lado, pero parece que el sujeto a quien debemos eliminar cambió de ruta, y ahora está en Eleanor Spring.

El chico de la capucha lucía pensativo mientras se imaginaba teniendo en frente a ese sujeto al que deseaba acabar.

—¿Y cuál es el plan? ¿Buscarlo? —inquirió.

—No, aún no —contestó el segundo con seriedad— Sé que tú eres el mercenario aquí, pero esta vez, yo me haré cargo de él, tengo un plan y es justamente lo que necesito para acabar con el.

—¿Y entonces qué debo hacer? ¿Quedarme de brazos cruzados mientras tú resuelves todo? —preguntó con recelo, su acento haciéndose más pronunciado.

—Tengo un trabajo para ti, ya lo hemos hablado otras veces —respondió el hombre con calma— Tengo una lista… de personas a las que quiero que elimines. Y justamente, la mitad está en Eleanor Spring.

La sonrisa del pelirrojo se amplió y un destello de luz por la ventanilla de la habitación permitió revelar, que el sujeto con el que hablaba, no era más que solo su reflejo en el espejo.

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Dulce pero Psicópata © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora