—Ya tengo a los músicos contratados —comento mientras sigo a mi Cindy, mi jefa, por los pasillos mientras tecleo en la tablet lo último que me ha dicho.
Cada vez va más rápido y me cuesta seguirle el ritmo con las cuatro bolsas que me ha hecho llevar.
—Perfecto. ¿Qué hay de los adornos?
Abre la puerta de su despacho, pero no me la sujeta, así que me estampo contra ella. Gracias, supongo.
—¿Te refieres al árbol?
Ella se sienta y me mira con una mueca de asco. Dejo las bolsas junto a su mesa.
—Los clientes no quieren un árbol —responde como si fuese algo obvio—. Ellos quieren elegancia.
Después de esa última palabra desconecto un rato. Su voz resulta tan molesta para mis oídos que a veces necesito descansar de ella.
—De acuerdo, así haré.
Asiento, dispuesta a irme, pero se queda mirándome en vez de seguir con sus cosas como siempre hace y no sé cómo reaccionar.
—Charlotte, te veo algo... desmejorada. —Me señala con el bolígrafo rosa que tiene en la mano como si me estuviese acusando de algo y luego se cruza de brazos—. Últimamente, tus ideas son aburridas y pasadas de moda.
—Quizá esté algo cansada —admito y me rasco la nuca pensativa.
—¿Has pensado en tomarte un descanso?
—¿Un descanso? —pregunto como si no la hubiese entendido y por un momento me siento idiota—. Yo no me tomo descansos. No me hacen falta...
—¡Un spa! —me interrumpe y da un fuerte aplauso, luego coge el teléfono y marca un único número—. Nira, apunta a Charlotte... ¿Una semana? Mejor que sean dos. Dos semanas de vacaciones.
Nira es la encargada de recursos humanos. Tiene a la pobre quemada con tantas peticiones. Mi jefa me lanza una rápida mirada y yo la miro con espanto. No puedo ausentarme tanto tiempo.
—No es necesa...
—¡Desde pasado mañana!
Cuelga el teléfono. Su sonrisa es demasiado tétrica.
—No puedo irme de vacaciones. Tengo mucho trabajo —insisto. Estoy empezando a agobiarme y eso no es bueno.
—Matthew se encargará de tus cosas.
Alza la mano y hace un gesto al susodicho. Me giro y veo que viene hacia nosotras. Estoy segura de que ha estado vigilándonos todo el rato. Cuando entra, le lanzo una mirada de odio y él trata de disimular su sonrisa de satisfacción.
Paso a su lado y se acerca para susurrarme:
—Adiós, directora creativa —se mofa.
Cindy no le ha escuchado, pues justo está atendiendo a otra llamada. Me quedo mirándole con los ojos entrecerrados y él se sienta donde debería estar yo ahora mismo. Ha esperado este momento toda su vida y lo está disfrutando.
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¡Bienvenidaaaaaaaaaaas! Espero que disfrutéis de la lectura :)
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Doce días para Navidad © |COMPLETA|
RomanceLa Navidad se acerca y en el hostal Serendipity tienen todo perfectamente planificado. Todos los años realizan un campamento con varias actividades para avivar el espíritu navideño. Quién le iba a decir a Charlotte que se iba a pasar sus vacaciones...