Suspiro profundamente deteniéndome un momento en la entrada de lo que será mi vida los próximos cuatro años. Desde que tengo memoria siempre ha sido mi sueño y por lo que he trabajado toda mi vida hasta que hace unos meses recibí la carta de aceptación la cual me dio la mayor alegría en mi corta vida.
- Lo logre – susurro mientras mis ojos se llenan de lágrimas, pero sacudo la cabeza caminando hasta la estación en la que debo registrarme para que me entreguen mis horarios, lista de materiales entre otras cosas de suma importancia que necesito o necesitare.
- Bienvenida a Yale – siento un escalofrió recorrerme el cuerpo al escucharla. Trato de reprimir una sonrisa de la emoción, pero fallo a lo que ella me sonríe de regreso - ¿Cuál es tu nombre?
- Viorica... - respondo sonriente – Viorica Fox – la veo buscar mi nombre en la lista antes de buscar un sobre que me entrega.
- Aquí están los horarios de tus clases, la llave de tu habitación en la residencia, tus credenciales... - me explica a lo que yo asiento con la cabeza tratando de procesar todo lo que me dice - ¿todo claro? – asiento con la cabeza una vez más – siendo así, bienvenida.
- Gracias – digo antes de tomar las aspas de mis maletas continuando con mi camino por el majestuoso campus de la universidad de Yale.
El inicio de mi vida como adulto ya que graduarme de esta universidad me dará muchas oportunidades en mi futuro. Elegí la carrera de medicina y esta universidad tiene una de las mejores facultades de medicina en el mundo. me detengo un momento tratando de ubicarme en mi camino a la residencia donde media hora después llego deleitándome con la majestuosa estructura. Al entrar busco el número de habitación dándome cuenta de lo afortunada que soy ya que esta se encuentra en el último piso. Respiro profundamente antes de entrar y con lo primero que me recibe es una impresionante vista del campus. sonrio ampliamente terminando de entrar sin apartar los ojos de la ventana.
- Hola – escucho lo que me hace apartar la mirada de la ventana posándola en la chica que se encuentra sentada en el borde de la cama observándome. – soy April Davis – habla poniéndose de pie extendiéndome su mano.
- Viorica Fox – la estrecho sonriéndole antes de escanear la habitación notando que hay dos camas, dos escritorios y dos armarios. Sobre las camas hay repisas flotantes entre otros detalles.
- Qué curioso nombre – habla divertida a lo que yo enarco una ceja observándola.
- Supongo – respondo volviéndome al lugar de la habitación que se encuentra vacío, subo las maletas a la cama abriendo una de estas empezando a desempacar.
- ¿de dónde eres? – pregunta April de repente
- Londres – respondo metiendo mi ropa en el armario - ¿tu?
- Nueva york – responde a lo que asiento con la cabeza son volverme a verla – facultad de artes
- Medicina – la escucho suspirar
- Compartiremos habitación durante un semestre al menos – habla haciendo que me vuelva a verla curiosa – siento si mi comentario sobre tu nombre te molesto... - sonrio viéndola a los ojos.
- No me molesto – respondo sincera – es solo que espere este momento toda mi vida y siento que si hablo mucho en cualquier despertare del sueño. – la veo acercarse a mi pellizcándome un brazo - ¡oye!
- No estas soñando – responde divertida haciéndome reír. Mientras organizo mis cosas hablamos te trivialidades riéndonos hasta que anochece. – vayamos a cenar, muero de hambre – habla de forma dramática haciéndome reír y me doy cuenta que yo también estoy hambrienta.
Salimos de la habitación y de la residencia, hablamos de trivialidades mientras caminamos hasta la cafetería donde cenamos pizza antes de volver a la habitación donde tomo mi cesta de aseo yendo a las duchas donde me relajo mientras el agua caliente cae sobre mi cuerpo con mi mente en blanco y continuo así hasta que me quedo dormida.
Al día siguiente camino de nuevo por el campus mientras escucho música. Debo comprar algunas cosas antes de iniciar mis clases y otras para la habitación lo que me toma más tiempo del que creía por lo que llego a media tarde de nuevo a la habitación dejando todo junto a la cama dejándome caer sobre la cama suspirando, tomo mi celular notando varios mensajes de mi madre que elimino sin siquiera leerlos. Cierro los ojos descansando un rato y dándome cuenta que fue buena idea mudarme días antes ya que tengo tiempo suficiente para organizar todo sin prisas. No se en que momento me quedo dormida hasta que me despierto sintiéndome hambrienta, me estiro en la cama viendo a April observando por la ventana.
- ¿Qué haces? – pregunto bostezando mientras me siento en la cama.
- Algo hermoso – responde ella a lo que yo asiento con la cabeza poniéndome de pie.
- ¿quieres ir por algo de cenar? – pregunto mientras busco sudadera poniéndomela antes de tomar mi monedero.
- Ya cene – responde ella a lo que yo asiento con la cabeza bostezando mientras salgo de la habitación.
Una vez en el ascensor vuelvo a bostezar observándome en el espejo riendo al ver la forma en la que me encuentro vestida. Un short de licra en color negro, tenis blancos y sudadera negra me llega un poco más debajo de los glúteos ocultando el short, rápidamente me ato el cabello en una coleta alta justo cuando el ascensor llega hasta la primera planta.
Camino por el campo disfrutando del viento fresco y del lugar en el que me encuentro ya que desde niña este lugar ha sido mi sueño por lo que no lo siento real, aunque se si lo es. me detengo un momento cuando mi celular empieza a sonar por lo que me distraigo un momento, un segundo después siento que algo duro choca contra mi lanzándome al suelo.
- ¿qué haces imbécil? – pregunto levantando la mirada, pero no estaba preparada para lo que me encontraría. Unos impresionantes ojos grises me observen desde arriba encarando una ceja y sin más se da la vuelta dispuesto a irse. - ¿ni siquiera vas ayudarme? – me pongo de pie furiosa y más al notar que me raspe la rodilla y una de mis manos, además de que la pantalla de mi celular está destruida.
- Quien se su sano juicio se detiene a mitad de la vía – responde burlón escaneándome con la mirada - lugar por el que la gente corre – veo su vestimenta deportiva lo que me hace rodar los ojos.
- Te recomiendo que visites a aun oftalmólogo – le señalo dos ojos antes de darme la vuelta – imbécil – empiezo a caminar mordiéndome el labio al sentir dolor.
- ¿no quieres que te cure? – pregunta caminando a mi lado lo que me hace detener observándolo.
- Muchas gracias, pero no – respondo sin más alejándome lo más rápido que puedo volviendo a la residencia, al llegar a la habitación April no se encuentra algo que agradezco por lo que busco el botiquín limpiándome la rodilla y la mano antes de ponerme el pijama acostándome viendo que mi celular quedo inutilizable. Suspiro apagando la lámpara quedándome dormida lentamente.
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Owen Sinclair - Saga Diamantes I
Roman d'amourLos diamantes, piedras hermosas y sumamente valiosas. Un ejemplo de claro de cual sabia es la naturaleza cuando vemos el proceso por el que pasa hasta convertirse en una hermosa piedra, la misma que brinda elegancia y prestigio a quienes las portan...