Poseidón (anónimo)

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Los océanos eran de los reinos más grandes y de los más difíciles de controlar debido a lo vastos que son, para todos los dioses Poseidon era el único indicado para ser su gobernante.

Nadie podía imaginarse la tremenda presión que era controlarlos, si alguien se enteraba se preguntaría como Poseidon no había estallado aún por tanto estrés. El mismo sabía que a pesar de ser un dios, y el que mejor desempeñaba su deber todavía era demasiado trabajo para el solo, pero permitir que otro dios interviniera no era opción no solo por qué su orgullo lo impedía si no por que probablemente la incompetencia de otros derrumbaría el equilibrio que tanto le había costado lograr, no gracias, suficiente tenía con los humanos invadiendo su reino

Ahora eso no significaba que no buscara una manera de liberar tanto estrés, para ello desde hace tiempo usaba a una pequeña servidora suya, hace un tiempo se había ganado su favor al destacarse de tantos incompetentes en su reino, solo a ella la había elegido para este propósito tan importante, y nadie ni siquiera su servidor más fiel Proteus sabía del tipo de servicios que le brindaba

Está era una de las raras ocasiones dónde no podía esperar a llegar a sus aposentos y debía liberarse en su oficina, hacerlo aquí era peligroso pero que es la vida sin algo de riesgo además fácilmente podría matar a cualquier intruso y nadie sería lo bastante tonto para entrar sin anunciarse.

Ahora mismo el estaba sentado frente a su escritorio, todavía tenía muchos documentos importantes que revisar, pero su pequeña criada se encontraba sentada en su regazo de espaldas a el, con el vestido levantado y la ropa interior hechada a un lado, el se encontraba con los pantalones abajo y su duro miembro en su interior, le había prohibido moverse hasta que se lo ordenará, podía escucharla suspirar y soltar leves gemidos cadavez que el se movía un poco, podía sentirla temblar y sus paredes apretándose al rededor de su dura polla, podía sentirse a el pulsando en su interior, disfrutando de la calidez de su coño, había pasado un tiempo y no quería nada más que llegar a sus habitaciones con ella y enterrarse de una al fondo de su coño, pero aún tenía asuntos que atender, tal vez pueda darse un pequeño gusto

Dejo los documentos que leía en el escritorio y comenzó a desabotonar la parte superior del vestido, se sorprendió un poco al notar que no usaba sostén

–Je... ¿Tan ansiosa estabas de que jugara contigo? – dijo mientras tomaba sus senos en sus manos para amasarlos y con sus dedos comenzaba a estimular y pellizcar sus pezones, pero aún así no movió sus caderas.

–Mi señor, usted sabe que solo vivo… para complacerlo– contesto entre gemidos, y era verdad, había trabajado tanto para estar en la posición que está, su señor Poseidon amasando sus pechos con su largo y grueso miembro enterrado en lo más profundo de su coño, era algo ni siquiera las más bellas diosas habían tenido el placer de experimentar, y que ella una humilde servidora fuera tan afortunada ser la única que pueda ver este lado de su señor era algo que la exitaba de sobremanera.

–Mgh… estás cada vez más apretada– gruño en su oído para después darle una ligera mordida, había sentido como sus paredes lo apretaban cada vez más, y como se mojaba aún más derramando sus fluidos sobre su polla y sus testículos empapandolos, tomándola de sus suaves muslos levanto sus piernas y empezó a empujarse lentamente dentro y fuera de su necesitado coño, disfrutando el roce de sus paredes aterciopeladas en su polla

–Por ti mi señor… ah… soy suya para tomar– dijo entre jadeos, no importa las veces que había ocurrido antes, la polla de su amo llegando a lo más profundo de ella, rozando cada punto correcto dentro de su coño era una sensación única cada vez.

–¿Es eso es así?... Demuestra tu devoción por mi– dijo para soltar sus piernas y dejar de mover sus caderas

Ella entendió lo que quería así que apoyando sus manos en su escritorio comenzó a levantarse del regazo de su señor lentamente hasta que sintió dentro suyo solo la cabeza de su amo, acto seguido se dejó caer rápidamente sintiéndolo ir más profundo que antes, mientras tanto Poseidón seguía con su labor de acariciar sus suaves montículos, se arrepentía por el momento de tenerla de espaldas ya que deseaba poder saborear esas aureolas rosadas y jugar con sus pezones con sus dientes

Noches con los Dioses (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora