Indra

1K 77 5
                                    


No podía creer cómo, después de tanto tiempo, finalmente regresaba a la India, ahora con el permiso de Hades, incluso con la escolta de sus soldados en su carruaje, era como si estuviera transportando algo muy valioso para él y así me sentía.

Al llegar a la India, sentí un poder abismal tratar de brotar de la montaña que Indra vigilaba, así que no perdí el tiempo y comencé a avanzar por el camino para llegar arriba.

Tarde casi dos horas, iba muy lento a propósito, estaba teniendo un recorrido lleno de nostalgia al pasar por todos los lugares donde había retozado con Indra hasta que Bishamonten nos separó.

Ahora que lo pensaba, debía de darle las gracias a él, después de todo eso me había hecho hacerme cercana a Hades, al grado de considerarme su amante favorita y esperaba que la única de momento, aparte de Perséfone.

Cuando finalmente llegué, lo vi hablando con una mujer que lo miraba justo como yo lo había hecho en un momento. Eso me dio un poco de celos, aún así lo dejé pasar. Aunque él tuviera cien parejas más por el resto de su vida, sabía que lo nuestro había sido muy especial para ambos y que, si nuestros caminos se separaban, siempre estaríamos en el recuerdo del otro.

-Señor Indra -lo llamé, él se giró y me miró fascinado.

Hades sabía que me mandaba a un reencuentro con un ex amante, se lo había comentado y por ende sabía lo que iba a pasar, así que me hizo usar un atuendo demasiado sexy para la ocasión. No era como si le gustara compartirme, pero ya habíamos aceptado que mi cuerpo en nuestra intimidad era solo suyo, sin embargo, también lo podíamos usar como una moneda de cambio si eso nos favorecía.

Algo me decía que mi estadía en el inframundo y mis últimos encuentros sexuales estaban mutando mi cuerpo de manera parecida a los íncubos, absorbiendo energía a través del sexo. Eso me era muy bueno, ya que mi cuerpo casi no me pedía alimento y de algún lado debía de sacar nutrientes.

Aunque no esperaba que lo fuera a encontrar en la polla de todos los dioses con los que me había acostado ya.

-Llegaste temprano -me saludó Indra despachando a la muchacha con un movimiento de manos.

Ella se fue mientras me miraba mal.

-¿Nueva amante? -pregunté cuando ella salió.

-¿Celosa?

-Ni un poco.

-Eres una pésima mentirosa, cachorrita -dijo usando ese maldito sobrenombre que me erizaba la piel.

-Puede que un poco.

Avanzó y caminó detrás de mí, después me soltó una nalgada.

-Ya, sí me puse celosa. Bien, ¿feliz?

-Mucho -respondió y ahora masajeo mi trasero, disfrutando cómo se veía a través de la tela casi transparente-. Carajo, tengo ganas de follarte por el culo, es un regalo esta vista.

-Vine a trabajar -repliqué y lo miré por encima de mi hombro.

Él encendió otro cigarrillo y me devolvió la mirada de manera desafiante mientras le daba una calada.

De pronto se movió rápidamente y me tomó del cabello, haciéndome que me arqueara y que mi trasero quedara apoyado contra su pelvis.

-Se te está olvidando que yo soy tu maestro, cachorrita. Si yo digo que te quiero follar por el culo, ¿tú dices...?

-Quédate con las ganas -respondí irreverente.

Y sí, me dio una fuerte nalgada que me hizo gemir.

-¿Tú dices...?

Noches con los Dioses (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora