11._Picnic

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Cuando Mary despertó lo primero que vio fue el rostro de una mujer elfo. Era la misma del día anterior. Tenía los ojos claros y el cabello oscuro, una expresión dura, fría como una escultura. Mary no le había puesto atención a ella, ni a muchas cosas hasta este ese día. Durmió quince horas seguidas y al abrir los ojos se sentía fresca y lúcida como pocas veces en su vida. No tuvo sueños, pero si la certeza de que había dormido un tiempo largo. No comprendía a qué se debía esa sensación tan agradable. Podía ser magia elfica, pero no tenía sentido esa explicación. Tardaría mucho tiempo en descubrir que tan sola no estaba en ese mundo.

La mujer elfo le dijo debía levantarse para desayunar con el rey. Que ella la ayudaría a preparar además que desde ese día sería con quién tendría que recurrir en caso de que necesitará cualquier cosa. Hablaba con un tono acordé a su rostro. Poseía una voz clara y helada como la escarcha.

-¿Cómo te llamas?- le preguntó Mary interrumpiendo a la doncella.

- Osellë- respondió ella.

- Osellë- repitió Mary como para recordarlo- Yo soy Mary- le señaló.

Y a Mary le tocó aguantar que es Osellë la ayudará a prepararse para ir a desayunar con el rey otra vez. ¿Qué querría en esa oportunidad? Se preguntó la mucho mientras comenzaba a analizar la conducta del monarca. Thranduil no había mencionado que habían humanos en ese mundo. Que había una ciudad de hombres no muy lejos de allí. Tal vez temía que si lo hacía sembraría en ella el deseo de ver a esa gente incitandola a intentar huir de su palacio. Si bien Mary había alimentado, ingeniosamente, el recelo hacia ella de parte del rey para que no la expulsara, había varias cosas que le sembraban una enorme incertidumbre.

-No toques mi cabello- exclamó Mary cuando Osellë iba a peinarla- No me gusta... además, prefiero llevarlo atado- le dijo pasando su melena por encima de su hombro para hacerse una trenza.

La elfa la miró con cierta extrañeza, pero no insistió. Meldon no estaba afuera. Fue Osellë quien la llevó con Thranduil quien quería oír un poco más del mundo de la muchacha. Sentía curiosidad respecto a varios cosas que ella había mencionado días atrás. Le mostró un trato afable al que Mary correspondió del mismo modo, pero pese a la buena disposición de la mujer para describir las ciudades de su mundo y el como eran levantadas casi en cualquier terreno, era evidente estaba más lánguida y, pese a su sueño reponedor, muy cansada. Después de una hora y media, Thranduil le preguntó si solo había asentamientos de concreto en su mundo. Mary respondió que no y que existían todavía grandes extenciones verdes como desérticas, acabando por hablarle de selvas y bosques. Cuando la muchacha se adentro en ese tema su ánimo sufrió un gran cambio. Sus ojos se iluminaron, su voz adquirió un tono más dulce y sus descripciones tomaron otro tono. Después de un rato Thranduil le preguntó cómo era la región donde ella vivía a lo que Mary contestó que era un sitio campestre.

-Es un pueblo pequeño- agregó la muchacha- Tras el cual hay un cordón de montes bajos de vegetación áspera y algo intermitente. Todo es verde hasta que llega el sofocante calor del verano y sus vientos barren el suelo con fuerza, arrastrando pequeñas aves a las casas para esconderse. Suelen salir por la mañana cuando el sol se levanta del este, sobre las altas montañas, y baña el estero de luz dorada. Antaño era una tierra de canteras. La extracción de los grandes bloques de piedra dejó enormes cicatrices en las laderas de los montes por donde ahora descienden canales de agua de lluvia que bañan el valle. En primavera la planicie se cubre de flores y el viento las rompe haciendo lluvias de pétalos que cubren las hierbas verdes que el ganado come. Todavía es un sitio tranquilo donde la gente vive principalmente de la tierra.

Sonaba agradable. Thranduil no lo dijo, pero lo pensó y se reflejó en una sonrisa casi imperceptible que visitó sus labios por un breve instante. Cuando ella calló lo miró. Quería pedirle algo, pero no estaba segura de como hacerlo.

El calabozo de los elfos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora