Mary se ubicó en un sitio un poco solitario y observó la escena como quien espía el sueño de otro. Los elfos reían, cantaban, disfrutaban de la alegre música y la deliciosa comida. Todo ese sitio parecía dotado de una luz blanca que daba la impresión de nacer de la simple estadía de esa gente en ese punto del bosque. Arriba las estrellas titilaban como los abalorios de una lámpara suspendida en la oscuridad. Su luz casi que parecía agitarse acorde a esas melodías tan agradables que pese al jubiló de sus notas invitaban a dormir, a descansar, a desprenderse de las penas del mundo. Sentada entre unos cómodos cojines Mary se fue sumergiendo en la celebración de los elfos de un modo muy diferente al que ellos lo hacían, pues para ella nada de eso era natural. Todo era mágico...A lo lejos vio como su comida era presentada a Thranduil y Legolas. Este último se mostró más curioso que su padre que observó el plato con bastante recelo. A Mary le hizo gracia y se los imaginó probando un mango o un maracuyá. Ella amaba el maracuyá. Mientras veía al rey del Bosque Negro comer y a su hijo también visualizo una escena un tanto ingenua. Vió a Legolas junto a Frodo, Gandalf y los demás reunidos entorno a una fogata, tras un arduo día de viaje, disfrutando de la última comida. Entonces como si se le escapara un pensamiento, Legolas les hablaría de una mujer que se albergó en su reino, la cual preparaba una extraña cómoda en base a pasta.
Los más interesados en los detalles de la comida serían los hobbit y así, quizá, tendrían una charla amena y divertida.-Que tontería- se dijo en voz baja y abrazando sus piernas descansó el mentón en sus rodillas intentando apartar esas ideas de sus pensamientos.
Meldon se había unido a sus compañeros, pero desde su posición vigilaba a la muchacha. Cuando pensó en acercarse para hacerle compañía ella se puso de pie viendo hacia los árboles. Escudriñando en esa dirección, Meldon descubrió a Vëon. El muchacho estaba hincado sobre una rama de un árbol en el límite de la luz y la sombra. Mary fue hacia él con discreción y de la misma manera se quedó parada allí. Posiblemente estaban hablando. Movió la cabeza ligeramente en desaprobación y bebió un poco de vino.
El que le arrancarán la lengua hizo de Meldon alguien solitario, pero no siempre fue así y todavía conservaba su gusto por las fiestas, la música y el exterior. Si le hubieran dado a elegir, Meldon hubiese pedido un puesto que le permitiera estar bajo los árboles el mayor tiempo posible. Sin embargo, las mazmorras se le hicieron cómodas de forma tan paulatina que ni siquiera advertío cuando comenzó a preferir estar allí en el silencio y las sombras. Como en una noche eterna, pero con las estrellas detrás de unas nubes espesas. Pocas eran las cosas que para Meldon no perdieron luz. Comer se volvió tortuoso y motivo de vergüenza. La música un desfile de recuerdos mejores de un tiempo lejano. El murmullo del viento entre los árboles se hizo un coro de lamentos que le recordaban el error que costó la vida de sus compañeros. Justo era para Meldon vivir como lo hacía, mas la presencia de la extraña mujer acabó por despejar su cielo y mostrarle otra vez las estrellas.
Cuando Meldon oyó a Mary cantar en el calabozo, recordó cuando él cantaba atado a la silla del líder de los orcos. Recordó cuando aún tenía ese deseo ardiente por vivir. Esa mujer se volvió como el viento que arrastra las nubes y despeja el cielo permitiendo otra vez ver las estrellas. Los humanos poseían una vida como la luz de las velas de efímera y al mismo tiempo ardían como hogueras. De haber podido decirlo Meldon la hubiera llamado por otro nombre. Uno que a su juicio le quedaba mejor, pero era algo inapropiado teniendo en cuenta quienes eran y todo lo que ella estaba guardando. Cuando volvió a mirar a Mary, ella seguía parada ahí. Vëon se iba a ganar un par de problemas por estar charlando con la mujer cuando debería estar montando guardia y Mary podía ser considerada una distracción por el rey pudiendo ser apartada del joven elfo también. Meldon decidió ir a interrumpir, mas antes de que pudiera ponerse de pie, Galion fue por la muchacha para llevarla con el rey.
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El calabozo de los elfos.
FanfictionElla despertó en el Bosque Negro en un momento de la historia que creía conocer, pero se enfrentó a la realidad siendo la prisionera del rey y del corazón de alguien más.