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Estoy en la mesa, esperando a que todo esto acabe para poder irme a casa y dormir, no estoy cansada ni nada de eso, solo que no me apetece estar aquí, con esta gente obstinada.

Suelto un suspiro, girando mi cabeza hacia Jamie, el cual está a mi lado hablando con una chica que esta en frente nuestro. Parece estar muy concentrado hablando con ella, por lo que me pregunto, ¿se ha dado cuenta de que lo estoy mirando?

Toda pregunta que tengo en mente se va a la mierda cuando siento su mano en mi muslo, por el vestido que llevo su palma da justo a mi piel, y como consecuencia de eso, se me ponen los pelos de gallina.

Trago saliva, de repente con nervios notables, Jamie me da una mirada rápida, su sonrisa ladeada diciendo mil cosas por él, estúpido.

Intento quitar su mano de mi muslo pero solo consigo que me apriete más, así que decido meterme en la conversación de ambos como si yo hubiera estado hablando con ellos todo el rato.

— Podríamos salir el sábado, si te apetece. —habla la chica.

— Podríamos, pero el sábado tiene que ser por la mañana, por la tarde no me va bien. —respondo antes que Jamie pueda.

— Yo... —la chica duda en hablar, mirando a Jamie para que la ayude.

— ¿Qué piensas, Jamie? —le pregunto.

— Pienso que debo hablar contigo un momento. —dice y se levanta de su silla— Acompáñame. —y sin dejar que responda, me agarra del brazo y básicamente me obliga a salir de ahí.

— Oye bruto, que me vas a hacer daño. —intento safarme de su agarre pero me es imposible— Eres un animal, un mono. Sueltame, coño.

Voy a seguir protestando y diciéndole cosas, pero cierro mi boca cuando me gira en un movimiento rápido y hace que mi espalda choque con la pared de los lavabos.

— ¿Por qué coño has echo eso? —pregunto de mala gana.

— ¿Qué cosa?

— ¿Te haces el tonto? Pues tocarme, gilipollas, ¿qué iba a ser si no?

— Cuida tus palabras, Nicole. —advierte y yo ruedo los ojos.

— No vuelvas a hacerlo. —le aviso, alzando mi dedo índice, su mirada vacila.

— ¿O qué?

— No seas gilipollas y no lo vuelvas a hacer.

— Nicole, tienes la boca muy suelta hoy, ¿no te parece? —su ceño fruncido me hace saber que esta enfadado, pero me da igual.

— Me has tocado, jodete si te molesta que te diga lo que eres.

— ¿Por qué te molesta tanto que te haya tocado el muslo? Si sabes perfectamente que quieres que te toque y yo, yo quiero tocar tu cuerpo, tan jodidamente eléctrico.

Y sin pensarlo dos veces, le suelto un guantazo, sin arrepentimiento.

— Tendré diecisiete años pero eso no significa que vayas a hacer conmigo lo que quieras, ¿me escuchas?

Sin nada más que decir vuelvo a la mesa de antes, recojo mi bolso y le digo a mi padre que me duele mucho la cabeza y necesito salir de ahí, saliendome con la mía, papá me lleva a casa.

×××

uhhhh

Love, M 🧡

I wanna be your slave  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora