The Things We Leave Behind

Drabble - Regreso a Casa

Drabble ambientado cuando finalmente Rhaenyra regresa a Desembarco del Rey, después de pasar dos años en Rocadragón.

Visenya tiene 2 años de edad.

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RHAENYRA

A pesar de la insistencia de su padre, Rhaenyra decidió pasar los pocos meses que le quedaban de embarazo y los dos años siguientes en Rocadragón. Fue solo hasta hace poco que se cansó de las cartas mensuales que le entregaba el Maestre Gerardys, con las palabras de su padre tratando de convencer a Laenor y a ella de regresar a Desembarco del Rey. En verdad, Rhaenyra disfrutaba de la paz que encontraba en Rocadragón con su pequeña familia. Su asiento en el trono de la isla no era cuestionado, era hasta incluso bienvenido, y la Corte sin duda era menos venenosa.

Suspiró mientras se enfrentaba a las pesadas puertas de la sala del trono. Visenya se movió en sus brazos, probablemente sintiendo su inquietud.

"Todavía no." Ordenó Laenor al mensajero, quien inclinó la cabeza en señal de respeto. "¿Rhaenyra?" Él no dijo nada más que su nombre, pero su preocupación era palpable por el calor de su mano en la espalda. Si estuvieran en otro lugar que no fuera aquí, él hubiese dicho más, seguramente le preguntaría si quería regresar y volar lejos con sus dragones. Pero esto era Desembarco del Rey y los ojos de todos estaban puestos sobre ellos.

Rhaenyra asintió hacia Laenor y enderezó su espalda. Besó un lado de la cabeza de Visenya y alisó su cabello, que era una muestra de seguridad tanto para Rhaenyra como para su hija. "Conozcamos a tu abuelo, ¿de acuerdo, zaldrītsos?" (pequeño dragón).

"Princesa Rhaenyra de la Casa Targaryen, Princesa de Rocadragón y Heredera al Trono de Hierro. Y su consorte real, Ser Laenor Velaryon, Heredero de Marcaderiva. Y su hija y Heredera, la Princesa Visenya Velaryon." El sonido de los aplausos siguió sus pasos mientras el mensajero anunciaba sus nombres y títulos. Visenya miró por encima de su hombro, atraída por el ruido.

Mientras tanto, Rhaenyra estaba maravillada por la sensación de estar de vuelta en la Fortaleza. Si bien las acusaciones desagradables se acumularon a lo largo de los años, podía recordar una buena parte de su infancia como feliz dentro de los muros del castillo. Espontáneamente, el recuerdo de su tío recorriendo este mismo camino una vez, con una corona en la cabeza, volviendo a casa al igual que ella lo hacía ahora, surgió en sus pensamientos. Las comodidades del hogar, de hecho.

Al final de la sala de la Corte se encontraba el Trono de Hierro, siempre imponente. En él estaba sentado el Rey, su padre. Tenía menos cabello y una palidez enfermiza, sus ojos estaban cansados, pero aun así se iluminaron al verla, emocionándose más al ver a su nieta. Bajó del trono, caminando lento dejando atrás un bastón. Él era tan diferente, pero aun así, todavía era su padre. Hasta ahora, Rhaenyra no se había dado cuenta de cuánto lo extrañaba.

Se encontraron de pie en las escaleras. Parecía que tanto padre como hija hubiesen decidido renunciar a los saludos formales y, en cambio, se abrazaron. Visenya gruñó entre ellos, disgustada por la presión.

"No sabes cuánto me complace verte nuevamente en casa, mi querida hija." Él sonrió, colocando una de sus cálidas manos sobre su hombro. "Laenor, mi yerno, es bueno verte también. Sé bienvenido." Intercambiaron breves asentimientos antes de volverse hacia Visenya. Visenya, a su vez, lo miró con curiosidad, nunca rehuía la atención, o nada en realidad.