Capítulo 14- Viaje

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Después de ordenarle a Wen Ning que se escondiera en el lugar más inaccesible que pudiera encontrar, y  que esperara sus órdenes, Wei Wuxian, más decidido que nunca, fue a hablar con el líder de la secta Lan.

—ZeWu Jun…, quiero avisarle que en unos días voy a abandonar Descanso en las Nubes... 

—¿Vas a buscar a WangJi…? —trató de averiguar el mayor.

—Sí…

—Muy bien —XiChen intentó calmarse: sus años de autocontrol no lograban calmar su ansiedad—. Me encargaré de reunir a un grupo de nuestros mejores cultivadores, para que te acompañen.

—No… —Wei Wuxian lo detuvo—, le agradezco su oferta, pero pienso irme solo.

Lan XiChen lo observó con preocupación. Wei Wuxian no iba a llegar muy lejos así como estaba: débil y sin una pizca de fuerza interna, marchando sin compañía por el peligroso mundo de la cultivación, y además con un enemigo formidable como era Jiang Cheng.

—Pero… Wei Wuxian… —alcanzó a decir antes de que el menor lo interrumpiera.

—No se preocupe, ZeWu Jun. Si hay algo que sé hacer, es esconderme. Conozco bien esta tierra…

—¿Estás seguro, Wei Wuxian? Han pasado muchos años y el mundo de la cultivación ya no es igual. Sinceramente, no creo que sea conveniente que emprendas un viaje tan largo sin custodia...

Lo que Lan XiChen no sabía, era que Wei Wuxian ya no estaba solo, sino acompañado por un custodio mucho mejor que cualquiera de los que él le podía proporcionar:

—No se preocupe, ZeWu Jun… Nada va a pasarme.

                         ***

Un par de días después, Wuxian tomó a su burro y se dispuso a salir de Descanso en las Nubes. Lan XiChen lo acompañó hasta la entrada de la montaña.

—Espero que tengas un viaje tranquilo, Wei Wuxian.

—Gracias, ZeWu Jun. Cuando encuentre a Lan Zhan le diré que me ayudó a mejorar mi salud… No le prometo nada porque no sé cómo está él, pero haré mi mejor esfuerzo por recomponer su relación de hermanos…

—No te preocupes por eso. Solo encuéntralo… Y quiero que aceptes ésto para el viaje. —le dijo el mayor, mientras le extendía una bolsa con piezas de plata.

—¡No, no puedo aceptar eso…! —exclamó Wuxian, rechazando la bolsa.

XiChen tomó su brazo, y con un ademán firme le puso de nuevo la bolsa en la mano:

—De ninguna manera. Aún estás débil, así que es mejor que pases tus noches en posadas y que comas bien. Y eso no podrás hacerlo sin dinero.

El mayor tenía razón, y a regañadientes, Wei Wuxian aceptó la bolsa:

—Le prometo que se lo devolveré. Hasta la última pieza de plata.

—Como quieras —le dijo XiChen, sonriente—. Cuídate mucho…

—Lo haré. 

El mayor suspiró, mientras veía al joven y al burro perderse de vista.

                          ***

Wei Wuxian, con la flauta de jade en la cintura y el pequeño burro que llevaba por las riendas, se sintió feliz aunque aún estaba lejos de su destino. Sabía que faltaba cada vez menos para ver a Lan Zhan, y soñó despierto con el momento. Esperaba que todo saliera bien, aunque sentía un poco de temor de encontrarlo y tener que explicarle por qué se había descontrolado y causado la masacre que había terminado con tanta gente muerta. 

Él tampoco sabía qué había pasado, y por qué los fantasmas y las marionetas se habían rebelado cuando él solo estaba tocando una melodía para calmarlos. 

Desde los pastizales que bordeaban el camino le llegaron unos extraños sonidos. Pensando que podía ser un animal salvaje, o algo peor, sacó su flauta y la puso delante de él, alerta. Una figura cubierta de barro y pasto saltó al camino. Wei Wuxian dio unos pasos hacia atrás, sorprendido, y después un gesto de enojo cruzó su rostro:

—Pero, ¿se puede saber qué intentas hacer, Wen Ning?

—Me puse barro en la cara y pasto en la ropa para parecer más fiero, Maestro… —le explicó el muchacho, con la timidez que lo caracterizaba—. Estoy detrás suyo desde que salió de Descanso en las Nubes. 

—¿En serio? Pero si yo no te llamé…

—Lo siento, Maestro…, pero no quiero que le suceda nada malo.

Wei Wuxian intentó limpiar la cara del General Fantasma. Ese muchacho humilde y tímido que hasta tartamudeaba al hablar, era un arma perfecta: capaz de ser manejado por energías oscuras, podía servir para hacer cosas buenas, o para matar sin piedad. Pero no era su culpa: él sólo era un instrumento, y sus acciones dependían de las manos de su ejecutor. 

—Vamos a viajar juntos, Wen Ning… No es necesario que sigas ocultándote.

El muchacho le hizo un gesto afirmativo con la cabeza, mientras esbozaba una ligera sonrisa.

«Tú me cuidarás, pero yo también voy a cuidarte, General Fantasma… no dejaré que cargues con la culpa de más muertes inocentes», pensó Wei Wuxian, decidido a proteger a la última persona viva del clan Wen que todavía quedaba en el mundo de la cultivación.

Negro sobre blanco (Mo Dao Zu Shi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora