Capítulo 27- Duelo de palabras

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—¡Lan Zhan! ¿En serio tenemos que hacerlo todas las noches…? —Aún abrazados, cayeron de costado, intentando normalizar su respiración.

—¿Por qué no te quejaste antes…? —le respondió WangJi, sin soltarlo.

—¡Ah… también aprendiste a ser irónico! 

—Tengo un buen maestro.

—Pero, ¡Lan Zhan…! —protestó el menor, mientras se revolvía entre los brazos de su alma gemela, que no quiso soltarlo y volvió a besarlo hasta que logró que se quedara quieto.

—Cuéntame lo que hablaste con Nie Huaisang.

—No. Quiero otro beso…

—Después. Cuéntame…

Entre quejas, Wei Wuxian hizo memoria:

                         ***

—Toma asiento, Mo Xuanyu… —Nie Huaisang invitó al chico a sentarse a su mesa, después de ver la facilidad con la que había congelado al cultivador borracho.

—Gracias, líder de secta…

—Dime, ¿dónde aprendiste a hacer trucos como ése…? —le preguntó.

—La mayoría, solo. Por desgracia, estuve mucho tiempo encerrado y pude practicar algunos hechizos antiguos.

—¿Hechizos antiguos?

—Sí. Los saqué de un libro de la secta Jin, que mi padre me regaló —mintió el chico, con su mejor sonrisa—. Es una recopilación de las investigaciones que hizo el patriarca de Yiling, Wei Wuxian. Mi padre me dio ese libro cuando se lo pedí, porque estaba seguro de que no iba a poder hacer nada con él.

—Interesante… Pero, ¿no tienes miedo de que el mundo de la cultivación se ponga en tu contra si se enteran de que estás recurriendo a los hechizos demoníacos?

—No creo que nadie se meta conmigo ahora que pertenezco a WeiLan… —respondió Wei Wuxian, mientras se estiraba en su asiento con el rostro lleno de satisfacción.

—Ten cuidado —le respondió Huaisang, con una sonrisa irónica—. Mi hermano jurado es un hombre demasiado recto, y las cosas pueden no salir como tú esperas…

—No me malinterprete, líder de secta. Yo no le oculto cosas a Lan WangJi, ni me acerqué a él o a su hijo con segundas intenciones —le aclaró Wuxian, sin dejar de mirarlo a los ojos y sonreír con picardía—, yo sé que no tienen demasiada experiencia en el trato con personas, y son algo crédulos, pero jamás les haría nada malo. Estoy muy a gusto en WeiLan, y tal vez pueda ayudarlos a ver cosas que ellos no noten…

Nie Huaisang no se dio por aludido, y siguió con sus preguntas. La conversación se estaba poniendo tensa mientras los dos se estudiaban.

—Y tú, Mo XuanYu, si pasaste tanto tiempo encerrado, ¿cómo adquiriste las habilidades sociales de las que tanto alardeas?

—¿Yo? De ninguna manera tengo esas habilidades —respondió Wuxian, con humildad—, pero sí una cierta facilidad para reconocer a las personas: puedo diferenciar a los que tienen buenas intenciones de los que buscan perjudicar a los demás para su propio beneficio, y soy capaz de acertar cuando trato de adivinar si alguien me miente o no…

—Entonces, ¿piensas quedarte junto a WangJi y a SiZhui para cuidarlos?

—Sí, líder de secta.

—Y de paso ellos te cuidarán a ti, ¿No es cierto?

—En parte sí, aunque también quiero aprender a defenderme solo. No es conveniente depender de los demás para todo.

                          ***

Lan WangJi reflexiono en lo que le estaba contando su alma gemela: sabía que era muy inteligente, y que Nie Huaisang, a pesar de su personalidad despreocupada, también lo era. Para él habría sido imposible entrar en esa guerra de palabras, llena de acusaciones veladas y frases de doble sentido.

—¿En serio piensas que soy crédulo? —le preguntó.

Wei Wuxian reaccionó sacudiendo sus manos delante de él, y negando:

—¡No, no, no, Lan Zhan! Solo le dije eso para que se diera cuenta de que sé que trama algo…

WangJi suspiró: no creía nada de lo que Wuxian le estaba diciendo.

—Huaisang va a darse cuenta de que no eres Mo Xuanyu…

—Cada vez es más la gente que se da cuenta de que no soy él. Es inevitable: pronto voy a tener que revelar mi identidad. 

—Por las dudas, no vayas a salir solo de WeiLan.

—No lo haré, Lan Zhan. Le pediré a Wen Ning que me acompañe.

—Llévate también a SiZhui… —Lan WangJi estaba en un dilema: para su hijo era imposible recordar el pasado, y su alma gemela añoraba mucho al pequeño A Yuan. Por un lado se sentía egoísta por no darle la alegría de saber que ese niño aún estaba vivo, pero también tenía miedo: si se enteraba de que le había ocultado esa verdad por tanto tiempo, Wei Ying se enojaría con él.

                          ***

En Descanso en las Nubes, Lan XiChen meditaba, sentado frente a un humeante servicio de té. La tranquilidad del lugar era absoluta: a lo lejos se oía el melodioso canto de un pájaro, y por la ventana entraba una brisa fresca que traía un ligero aroma de flores de genciana.

Pero la mente del líder de la secta Lan era un caos: hacía muchos años que conocía a Jin GuangYao, y lo consideraba como una persona humilde que, a pesar de su triste pasado, había logrado encumbrarse en el mundo de la cultivación y transformarse en el líder de todas las sectas, gracias a su excelente carácter, inteligencia  y disposición para ayudar a los demás.

Pero Lan XiChen sabía que Jin GuangShan le había encargado personalmente que matara e incinerara a Wen Ning y a Wen Qin, para esparcir sus cenizas en el último homenaje que iba a hacerle a su hijo mayor, Jin Zixuan.

Su hermano jurado se había transformado en el brazo ejecutor de su padre, que lo usaba para sus trabajos sucios, como el de deshacerse de los integrantes de la secta Wen que habían sobrevivido gracias a la protección de Wei Wuxian. XiChen no estaba de acuerdo con las decisiones de Jin GuangShan, pero no podía hacer nada, y comprendió que su hermano jurado tampoco. 

Pero WangJi le había informado que Wen Ning seguía vivo. A Yao, uno de los hombres en quien más confiaba y a quien creía conocer más que a nadie, lo había engañado por años.

Negro sobre blanco (Mo Dao Zu Shi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora