Capítulo 8

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Seokmin y Soonyoung ayudaron a Seungkwan a desmontar el puestecillo ambulante y a guardarlo todo en el jeep, antes de regresar a casa sorteando el tráfico típico de un viernes por la noche.

— Has estado muy callado —le dijo Soonyoung mientras se detenía en un semáforo en rojo. Observó cómo la mirada de Seokmin seguía el movimiento de los automóviles que pasaban junto a ellos. Parecía perdido, como alguien que se debatiera en el límite entre la fantasía y la realidad.

— No sé qué decir —respondió tras una breve pausa.

— Dime cómo te sientes.

— ¿Sobre qué?

Soonyoung se rió.

— Definitivamente, eres un hombre —le dijo—. ¿Sabes? Las sesiones con los hombres son las más difíciles. Llegan y pagan ciento veinticinco dólares para no decir prácticamente nada. Jamás lograré entenderlo.

Seokmin bajó la vista hasta su regazo, y Soonyoung observó el modo en que acariciaba distraídamente su anillo con el pulgar.

— Dijiste que eras un sexólogo, ¿qué es eso exactamente?

El semáforo se puso en verde y se internaron de nuevo en el tráfico.

— Tú y yo estamos en el mismo negocio, más o menos. Ayudo a las personas que tienen problemas con sus parejas. Mujeres que tienen miedo de tener relaciones íntimas con los hombres, o mujeres a las que les gustan los hombres un poco más de la cuenta.

— ¿Ninfómanas?

Soonyoung asintió.

— He conocido a unas cuantas.

— Apuesto a que sí.

— ¿Y los hombres? —preguntó él.

— No son fáciles de ayudar. Como ya te he dicho, no suelen hablar mucho. Tengo un par de pacientes que sufren de miedo escénico...

— ¿Y eso qué es?

— Algo que estoy completamente seguro que tú no padecerías jamás —le contestó, pensando en la continua y arrogante persecución a la que él le sometía. Se aclaró la garganta y se lo explicó—. Son hombres que tienen miedo de que sus compañeras se rían de ellos cuando están en la cama.

— ¡Ah!

— También tengo un par que abusan verbalmente de sus parejas, y otros dos que quieren cambiarse de sexo...

— ¿Se puede hacer eso? —preguntó Seokmin, totalmente pasmado.

— ¡Claro! —respondió Soonyoung con un gesto de la mano—. Te sorprendería saber de lo que son capaces los médicos hoy en día.

Tomó una curva y se adentraron en su vecindario. Seokmin permaneció callado tanto rato que estaba a punto de enseñarle lo que era la radio cuando, de repente, él preguntó:

— ¿Por qué quieres ayudarlos?

— No lo sé —le respondió con franqueza—. Supongo que se remonta a mi infancia, una época de muchas inseguridades para mí. Mis padres me querían mucho, pero no sabía relacionarme con otros niños. Mi padre era profesor de historia y mi madre ama de casa...

— ¿Qué es un ama de casa?

— Una mujer que se queda en casa y hace las cosas típicas de las madres. En el fondo, nunca me trataron como a un niño, por eso, cuando estaba cerca de otros niños, no sabía cómo comportarme. Ni qué decir. Me asustaba tanto que me ponía a temblar. Finalmente, mi padre comenzó a llevarme a un psicólogo y, después de un tiempo, mejoré bastante.

いまいましい | SeoksoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora