Luca Andillac ha despertado, regresando a ser heredero y portador de su corona, no todo será fácil para él, una nueva oscuridad lo rodea, una princesa empezará a odiarlo, pero ¿a qué costo?, una fuerte tensión crecerá en ellos.
Conan y Desmond segu...
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LUCA
Me despierto con todo el cuerpo adolorido, me estiro para dejar pasar el dolor, mi espalda y cuello truenan aliviándolo un poco, me levanto de la cama y camino hasta el baño. Lo que veo en el espejo me deja helado. Toda mi espalda lleva marcas oscuras, mis brazos también, van subiendo hasta llegar a la parte baja de mi cuerpo, recorro sus líneas de un lado a otro sintiendo la oscuridad.
Mi magia.
Mi oscuridad.
—Ahora sí que son buenos días —La voz de Tetis me sorprende por detrás, está recargada en la puerta que da al jardín—. Ponte una camiseta antes de que alguien más vea.
No digo nada, me estiro de nuevo y camino al armario en busca de una camiseta, oigo los pasos de Tetis detrás. Desde que mi hermano y los demás se fueron todo ha estado un poco raro, Tetis no me ha vuelto a mencionar nada de la vez en que casi destruimos su reino... de que casi yo lo destruyo. Ese día pasaron muchas cosas, le dije tantas cosas a Tetis de las cuales me arrepiento, pero realmente no puedo, porque todo lo que le dije es cierto.
—Hoy tengo que enseñarte algo —Tetis se sienta en el borde de mi cama, lleva puesto un vestido de color azul turquesa, sus labios van de un tono durazno y sus rizos van perfectamente acomodados en una coleta—. Quizás así puedas... mejorar.
—¿A qué te refieres? —Le digo acercándome a ella
—Te daré un pequeño recorrido por mi reino, tiene tiempo que no ves la ciudad submarina y ahí abajo hay muchas cosas —Tetis empieza a jugar con su magia de luz formando una mariposa, yo me alejo lo más posible recordando la vez en que una casi me mata con una—. Algo allí en particular, creo que será de ayuda. Así que te veré a la orilla del río, no tardes.
No puedo ni siquiera verla a los ojos y aunque ella hace el intento por seguir mi mirada yo me alejo de ella dándole la espalda. Cuando por fin vuelvo a estar solo me siento en el borde de la cama donde antes Tetis estuvo y doy un suspiro largo y agotador. La puerta de mi habitación se abre de golpe y giro mis ojos de la frustración agarrándome el puente de mi nariz.
—¿Otra vez padre? —Digo dándome la vuelta—. Ya te lo dije...
—Nos iremos mañana —Mi padre me ve algo molesto—. No creas que dejaré a tu hermano y a ese rojo y sus amiguitos solos en el reino haciendo de las suyas. ¿Que pensaste al dejarlos ir?
—No son mi responsabilidad padre. Desmond ya tiene dieciocho, así que sabe lo que hace, además tiene a su guardia personal —Me levanto con la intención de salir por la puerta del jardín—. Ellos tienen un plan. ¿Tú qué tienes? ¿Miedo?, porque eso es lo único que demuestras...
—Tú no sabes lo que es lidiar con esto, con los oscuros, con todos los problemas que ponen en riesgo a todos los reinos —Mi padre se acomoda su corona y puedo verme en él, parecemos el reflejo del otro—. Tú solamente sigues siendo ese príncipe dormido en esa habitación desierta.