XVII

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Hoy he vuelto a mis líneas, a mis versos, he vuelto a manchar de tinta mis nudillos y a cortar mis dedos con la fina elegancia del papel, pues mis ángeles me dijeron que no estaba sola, que encontraron a otro ser perdido, que hacía años que me buscaba, que casi se rindió, pero que vio mi pequeña luz en el horizonte y jamás me abandonó.

Al final, terminamos siendo dos almas que después de su dulce y triste danza sobre los jardines del destino, yacieron juntas bajo su propio mar de sentimientos, por el resto de su eternidad.

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