XXVIII

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Me abandonaste; y ahora, araño las paredes en busca de un cariño, que nunca volveré a tener.
Y mañana, no seré yo la que viva; porque en pocas horas nadie se acordará de mí; porque nunca se sabrá qué clase de dolor es el que me azotaba, hasta que alguien encuentre estas líneas junto a mi lecho; porque siempre seré yo, la que te ame desde el rincón más oscuro y horrible de mi ya marchito corazón.

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