XXV

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Enciende una cerilla ante mis ojos y la deja caer sobre mi lecho. No me puedo mover, siento que solo existen mis pensamientos, que estoy segura de que no te volveré a ver.

Mis pulmones se llenan de las llamas que prenden a mi alrededor.
Siento el frío suelo en mi espalda, que se contradice con el calor de mis uñas.
Noto arder mi cuerpo, pero cuando consigo moverme, ya es tarde; ya está aquí; ya estoy muerta.

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