(Voz narrativa: Jung Kook)Avancé por el corredor, tratando de ser consciente de mis pies al tocar el suelo, a pesar de no sentir el movimiento al caminar ni el tejido de las zapatillas en la piel. Tampoco percibía el algodón de las cortinas, aunque me esforzaba por acariciarlas a diario, ni era capaz de coger cosas o llamar a las puertas. Lo intentaba pero la mano siempre se me hundía hacia la nada y terminaba agitando el aire.
Dios, era agobiante.
Pero, sin duda, lo peor de todo llegaba cuando veía a Hye Ri.
Al principio, me había desesperado. Me había puesto frente a ella, la había llamado mil veces y había llorado otras mil, tratando de hacerme notar. Había golpeado su ventana, aprovechando que un cristal húmedo era algo más sencillo de marcar, me había puesto bajo la lluvia para señalar mi presencia y había asediado a Yoon Gi, que sí me detectaba, para que me ayudara. Mas, sin embargo, con el paso de los días, había terminado por resignarme a la situación.
Ahora simplemente me dedicaba a acompañarla.
Cada vez que podía, me sentaba en el suelo, junto a su cama, y la velaba mientras dormía. La seguía por las escaleras y presenciaba sus intentos desesperados por conseguir que la estúpida de Ha Neul, mi indeseable último ligue, accediera a colaborar en la investigación. Hasta la observaba en sus discusiones con Hobi cuya actitud, por cierto, me ponía cada vez más nervioso.
Él la amaba y quería sacarla de Igsaui Hosu. Quería que volviera a Seúl, que continuara con su vida y que se fijara en él y, a priori, era lo sensato porque, ¿quién tiraría su vida por quedarse en un pueblo perdido buscando a un amigo? Sabía que no debía continuar mucho tiempo más lejos de su trabajo, de su familia y de su entorno pero precisamente habían sido mis sentimientos por ella los que me habían dejado atado al lago y, si se marchaba, no podría seguirla.
—No llores. —Me arrodillé junto a su cuerpo encogido, ante la puerta abierta de su habitación—. Por favor, no llores más.
—Jung Kook...
No podía escucharme pero, en ocasiones, coincidía que, al hablarle, me respondía. Eso me ilusionaba y entristecía al mismo tiempo.
—¿Dónde estás? —siguió—. ¿Dónde? ¿Por qué no vuelves? ¿Estás muerto? ¿De verdad estás muerto?
Suponía que sí. No, no lo suponía, sabía que lo estaba pero aún me resultaba difícil aclararme. Mis últimos instantes eran solo retazos difusos. Intuía que mi cuerpo debía de estar hundido en alguna parte porque en ocasiones notaba la ropa mojada pero también sentía la sangre emanar por la cabeza, como si me hubieran golpeado con algo muy contundente, y, la verdad, eso me confundía. No sabía ni dónde ni cuándo había ocurrido pero sí que no había sido instantáneo.
Sabía que había sufrido y llorado, que había tenido en mente a Hye Ri hasta el último momento y que había perdido el reloj. Recordaba mis pasos por el archivo, los zapatos de los niños y la discusión con Hobi y, después, con Ha Neul. Luego oscuridad. Una densa y asfixiante oscuridad de la que me había despertado en la senda del lago, desorientado, frente a un chico de cabello oscuro y aspecto agradable que se me había quedado mirando como si quisiera darme el pésame.
—¿Eres Jeon Jung Kook, el que desapareció hace tres días?
En ese momento no había podido hacer otra cosa más que asentir como un bobo. No era consciente de nada y menos aún de haber desaparecido.
—Lamento mucho lo que te ha pasado —me había dicho—. Se parece demasiado a lo que me pasó a mí.
—¿Quién eres?
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IGSAUI HOSU《YoonMin》 [#PGP2024]
Mistério / SuspenseMin Yoon Gi es un investigador privado al que diagnostican un tumor cerebral. Sin dinero para costear la operación, no le queda más que encerrarse en casa, abandonar su trabajo y esperar a que la muerte se lo lleve. Sin embargo, cuando la enfermedad...