XXI. La furia del jade

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Xue Yang escapaba de prisa, cuando fue golpeado repentinamente en la cabeza al girar en una esquina. El golpe hizo que se desestabilizara, intentó defenderse, pero otro golpe lo tiró al suelo.

Lan Wangji lo miraba con odio, igual que un toro al color rojo.

Con el primer puñetazo, le rompió la nariz, con los siguientes, los huesos. Hasta que le dio un golpe en seco bajo la mandíbula noqueándolo. Tomó uno de sus pies y empezó a arrastrarlo por la calle dejando un camino de sangre.

El sonido de su teléfono entró en escena.

—¡Dime! ¿Dónde estás? —gritó demandante Wei Wuxian.

—El maldito es mío —colgó sin más.

Wei Wuxian maldijo a los cuatro vientos. Todavía tenía los ojos rojos. Quizás por el llanto. Quizás por la rabia.

—Nie necesito que localices a Lan Wangji. Ese idiota se llevó al maldito con él gritó en la radio.

"..."

Lan Wangji despertó al asesino tirándole agua fría encima. A propósito, había bajado la temperatura del lugar.

—La hipotermia, es una muerte lenta y dolorosa. ¿Te gusta eso? ¿verdad? —cuestionó con desprecio.

Xue Yang estaba atado a una silla, en uno de los depósitos del mafioso. No tenía escapatoria. Nadie vendría a salvarlo. Podía considerarse hombre muerto. Pero, sorprendentemente no rogó, ni suplicó por piedad. Sino que empezó a reír. Reía a carcajadas. Reía hasta quedarse sin aire.

—¡Él ya no está! —articuló con dificultad por la falta de aire.

—¿Qué dices? —cuestionó el jade levantando su cabeza.

—¡Murió! —gritó y rompió en carcajadas.

Lan Wangji pensó que se refería a su hermano y se llenó de cólera desmedida, así que lo golpeó en el rostro. Haciendo que su rostro giré hacia abajo.

—¡Está muerto! —vociferó más fuerte, aún reía histéricamente. Repetía y repetía esa oración como un lunático.

Tenía razón. Si había muerto. Xiao XingChen estaba muerto.

—¡Deja de reír! ¡Maldito! —lo golpeó tan fuerte que su cuerpo cayó al suelo junto con la silla.

Lan Wangji lo levantó en seguida. Sujetó su cabello para que pueda ver su rostro, el rostro del hombre acabaría con su vida. Comenzó a bofetearlo.

—¿Cómo te atreves a apuñalarme? —cuestionó colérico.

—¿Cómo te atreves a asesinarla? —articuló con furia a flor de piel.

—¿Cómo te atreves a asesinar a mi hermano? —rugió.

Era un león herido buscando venganza. El sonido de la carne al ser golpeada detrás de cada palabra era contundente. 

En poco tiempo el rostro de Xue Yang se deformó, estaba cubierto de sangre, no había rasgos visibles. Toda su cara era como una masa de sangre, como si hubiera tenido un terrible accidente automovilístico, repugnante a la vista.

Pero, el jade no podía detenerse. Seguía golpeándolo repetidas veces en el rostro. Como un adicto sádico. Quería borrar ese rostro, borrar su existencia en sí misma.

Xue Yang aún en esas condiciones volvió a reír a carcajadas.

—¿No es divertido jugar con la vida de alguien más? ¡En realidad no somos tan diferentes Lan Wangji!

|EL DETECTIVE, EL MAFIOSO Y EL DIABLO| - WANGXIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora