XXIV. Una noche de pasión - Parte 1

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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene relatos de sexo, contenido solo apto para mayores de edad (según las leyes morales de nuestra sociedad). Por favor, omítelo si todavía estas muy chiquito para eso.

Igualmente, sé que no me van a hacer caso. Sin embargo, queda en su conciencia. Yo cumplí con advertirles. 

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Cuando Wei Wuxian despertó lo primero que vio fue ese brillo de sadismo en los ojos del jade. Se sentía adormecido, como dentro de un sueño libido aterrador. Lentamente recuperó la consciencia. Estaba acostado sobre la amplia cama digna de una suite, el aire frío besó su piel percatándose pronto de que la ropa de la parte superior de su cuerpo había desaparecido.

Miró en el horizonte las luces de la ciudad y los altos edificios que casi tocaban el cielo. Seguramente estaban en la suite de algún hotel de la ciudad. Dentro de la habitación no había rastro de luz, apenas distinguió el rostro del jade gracias a la luz de la luna que entraba gracias al ventanal de cristal.

—¡Tú! ¡¿Qué me hiciste?! —rugió e intentó levantarse.

Pero, Lan Wangji lo redujó hacia abajo presionando su rostro con una mano hasta que volvió a estar recostado en la cama. El golpe sacudió su cabeza y lo mareó. Aún sentía los efectos de la droga. No estaba excitado, ni fuera de sí, pero si muy débil. Incapaz de defenderse a sí mismo. Era prisionero de su propio cuerpo. A merced del mafioso.

Lan Wangji subió a la cama con agilidad. Se posicionó sobre el cuerpo del detective, apoyado sobre su abdomen, con una rodilla a cada lado de las costillas del detective encerró su tórax como una trampa humana. Estaba prácticamente sentado sobre Wei Wuxian. Desde esta posición podía mirarlo a los ojos e inmovilizarlo en la cama. 

—¡Lan Wangji! —protestó desde abajo el detective.

—¡Wei Wuxian! —replicó desde arriba el mafioso.

Por algunos minutos la habitación permaneció en silencio, miraban el semblante del otro con sentimientos complicados, mentalmente se lanzaban insultos entre sí. Especialmente, el detective al mafioso.

Todo su cuerpo, desde la punta de su cabello despeinado hasta la punta de sus firmes pies, permanecía en estado de alerta, pareciera como si se estuviera listo para atacar, preparado para la guerra.

Se incorporó e intentó empujar al mafioso fuera de su pecho con fuerza. Pero, Lan Wangji detuvo ambas manos con una sola fácilmente. Y con su mano libre sacó una cinta blanca de su saco. Enrolló la cinta en las manos del detective con mucho control y facilidad. Era destreza mafiosa.

—¿Tienes el coraje de presentarte ante mí? —hizo un primer nudo con firmeza.

—¡Intentas matarme y luego me traicionas! —hizo un segundo nudo con fiereza.

—Ahora, ¿quieres que vuelva a confiar en ti? —hizo un último nudo.

—Pagamos impuestos para que atrapen y maten a esos malditos, para eso es la ley —reprochó.

—Si la ley sirve para arrestarlos, pero la ley también puede dejar a esos malditos en libertad —argumentó desafiante el detective.

Lan Wangji, haló de la cinta las manos de Wei Wuxian hacia arriba, dejando su rostro al mismo nivel que el suyo. Causando que el detective suelte un doloroso quejido. Con su mano libre tomó el mentón de Wei Wuxian y clavó su mirada en los ojos arrogantes del detective.

—Entonces, debiste dejar que lo matara —concluyó con rencor.

Tras estas palabras atacó los labios de Wei Wuxian, como un lobo hambriento. El beso era agresivo y excitante. La temperatura corporal en su interior se elevó como si por sus venas corriera lava ardiente en lugar de sangre.

|EL DETECTIVE, EL MAFIOSO Y EL DIABLO| - WANGXIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora