Capítulo VI: ¿Estás Seguro De Que Sólo Quieres Que Seamos Amigos?

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[L y n n]

Y allí estaba yo, de lo más feliz hablando con mi querido Theodore, sentados uno en frente del otro, mirándonos como un par de tontos, pero era lindo hacer eso, no se porqué.


Las manos me temblaban por lo nerviosa que estaba, al igual que mis piernas.


─¿Tienes frío? ─me preguntó él quitándose un suéter que se había colocado para dármelo.


─Mmm..., sí, gracias, eres muy amable ─dije sonrojándome y colocándome el suéter, tenía un aroma delicioso, olía a Ted, quién empezó a acercarse a mi para abrazarme, pero no pudo, porque nos vimos interrumpidos por unos sonidos extraños a lo lejos.


Si, eran ellas dos, saltando como locas mientras gritaban, haciendo algo extraño que más que hacer ver que estaban alegres, parecía un exorcismo, ¿La razón de su ataque de locura?, la desconozco.


Ted volvió su cabeza hacía ellas, cosa que yo traté de evitar, pero que sabía que tarde o temprano iba a ocurrir. Se detuvieron al ver que las estábamos mirando, y se quedaron allí paradas, con una sonrisa tonta en su cara.


Estaban allí ambas mirándonos con cara de estúpidas, diciéndose cosas una a la otra, cosas que yo no podía entender. Ted las miraba con asombro y yo con vergüenza, no me malentiendan, las quiero, pero éste no era el momento adecuado, lo iban a arruinar todo y lo peor fue cuando comenzaron a saludar, como que «¡Holaaaaa!» , agitaban sus manos de un lado a otro, yo sólo intentaba taparme la cara.


─¿Las conoces?─ preguntó Ted al ver que nos estaban saludando.


─Mmm... yo, esto, por supuesto que no. ─respondí nerviosa, no sabía que decirle


─¿Y a quién saludan?


─Es que... ¡Son las conserjes, las conserjes siempre saludan a todo el mundo! ¿No lo sabías? ─dije con una cara que lo único que hacía era delatarme, pensé en dejarlo así, pero sabía que iba a arrepentirme, es decir, son como mis hermanas. Además no quería comenzar una amistad con una mentira.

Me miró como si no me creyera, era lógico, así que decidí decir la verdad.

─Bueno, la verdad no son las conserjes, son... mis amigas ─bajé la cabeza, sólo esperando su respuesta.


─ ¡Wow, genial!


«Genial, ¿En serio?» pensé, es decir, en ese momento no parecían las personas más interesantes del mundo, pues ambas tenían cara de felicidad mientras nos miraban, y ya era tarde, así que sus caras eran las de un par de sonámbulas vagando en medio de la noche.


─Debieron haber venido a buscarme, no es normal que me vaya por tanto tiempo, no suelo salir con nadie muy a menudo ¿Sabes? ─murmuré mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios al ver la suya.

─Bueno, ¿Por qué no vamos a saludarlas? ─preguntó Theodore, mientras se levantaba de la silla.


─¡¡¡¡Noooo!!!! ─grité agarrándolo por la manga de la camisa


─¿Qué pasa? ─dijo él volviéndose hacia mí

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