𐄹 parada II

953 170 116
                                    

Y Seungmin siguió sin aparecer. Algunos días Chan deseaba poder perderse entre las calles de la ciudad, con el volumen de sus auriculares al máximo, imaginando porque Seungmin había desaparecido. Pero no podía, porque eso significaba que no subiría al autobús, ¿y si Seungmin aparecía justo el día en que él no iba? Fue así como empezó a tomar el autobús cada vez que podía, incluso saliendo antes de clase para tomar el anterior, o quedándose un poco más para esperar al siguiente.

Y aún así, Seungmin nunca llegó a aparecer.

Todavía recuerdo el día que te vi por primera vez.
Recuerdo que tu altura no era diferente a la mía.
Éramos casi de la misma edad y comenzamos a acercarnos.

No fue hasta unos meses después cuando el universo, o Seungmin, se apiadó de él, dándole por fin señales de vida. Esa señal llegó en forma de un chico chistoso, bajito y de hermosas facciones. Aquel chico se había sentado en el lugar de su amigo, a pesar de haberle dicho que estaba reservado. Oh, claro que no pudo ocultar su sorpresa al escuchar las palabras del contrario.

—¿Christopher Bang?—pronunció su nombre acomodándose en el asiento.— No hace falta que le guardes un sitio a nuestro difunto Min, él no volverá.

—¿Q-Qué?—las lágrimas empezaron a acumularse en los ojos del más alto, a lo que Seo se alarmó.

—¡No volverá este año! Perdón, lo llamo difunto entre nosotros porque parece, bueno, parecía un muerto en vida.—Changbin rió, aunque después hizo una mueca por el golpe que recibió.

—Me asustaste, idiota.—el menor limpió las pocas lágrimas que se habían deslizado por sus mejillas con el borde de sus mangas, sintiendo el peso en su pecho disminuir, aunque no totalmente.—¿Dónde está?

—Vale, esto es una larga historia. No sé si sabes, pero Seungmin es un gran aficionado al arte, ¿te lo dijo?—el menor asintió, recordando que el chico se lo había mencionado.—Bueno, pues él...Suele dibujar cosas, personas que le apasionan, y siempre se lo enseñaba a sus padres. No fue hasta una vez, en la que se encerró todo el fin de semana en su estudio, en que no dejó que nadie viera su obra. ¿Sabes que sorpresa se llevaron sus padres al ver que había dibujado a un chico? No te voy a dar detalles, pero hasta lloré de lo bonito que era.—el mayor fingió apartar sus lágrimas ante un menor aún confuso.—Eso no fue lo "peor", si no la nota que tenía detrás de tú retrato. Seungmin solía ser idiota, y puso detrás del lienzo un, bueno, me va a pegar por decírtelo, pero te lo voy a decir porque me va a pegar de todas formas... Había puesto un "me gustas, channie". Que conste que nunca había visto a mi amigo ser tan cursi, pero lo importante fue la reacción de sus padres. Digamos que a los señores Kim no les gustó que a su único hijo le guste otro hombre, así que en menos de 24 horas Seungmin ya estaba en un avión hacia Australia. Mate, se fue sin mí...

Australia.

¿Así que ahí había estado todo el tiempo? Saberlo había animado al menor en sobre manera, aunque las palabras del chico a su lado aún seguían taladrando su cabeza. ¿Seungmin gustaba de él? ¿Se lo habían llevado por eso? La impotencia se apoderó de él, obligándole a encogerse en su sitio.

—Eh, sé que no es momento, pero siento decírtelo tan tarde. Seungmin me ha estado mandando cartas para ti y la única vez que hablamos por teléfono me dijo "búscalo en el 4419" y escuché "4409". Después de meses, perdí el 4409 y no me quedó de otra que subir a este para ir a casa. Min me va a matar como se entere, pero lo importante es que te encontré.

El comentario del mayor hizo que riera, quitándole algo de tensión, aunque después volviese a abrazarse a sí mismo.

—Hey, no estés triste, tengo aquí lo que te envió. No sé qué le ves, pero en fin, tengo que cumplir mis órdenes, las galletas australianas están muy buenas.—el amigo de Seungmin sacó una caja de su mochila, entregándosela.— Tengo el cuadro en casa, pero creo que Seungmin quiere dártelo por si mismo. Creo que no puedes enviarle nada con tu nombre, sus padres no dejan que nadie más a aparte de mí se comunique con él, así que te he dejado mi número dentro por si quisieras responderle. Tendríamos que enviarlo dentro de un libro, porque no me dejan enviarle cartas.

Su parada estaba a la vuelta de la esquina, pero aún no le había dicho nada al desconocido, aunque sus ojos reflejaran cuán agradecido estaba.

—Muchas gracias, ¿tu nombre es...?—se empezó a levantar de su asiento, tocando el botón para que el autobús parase.

—Changbin, Seo Changbin.

—¿Cómo el perro de Seungmin?—preguntó, viendo el rostro del chico aún sentado se desfiguraba.

—¿S-Sí...?

Rió, despidiéndose del pelinegro con la mano y sonriendo por el camino. Pudo jurar escuchar un "No tiene respeto por su dongsaeng..." por parte de Changbin, y muchas palabras más que no sabía ni que existían. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
4419Donde viven las historias. Descúbrelo ahora