𐄹 parada V

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"¿Cómo has estado estos días?
Pronto es otoño, pronto, y las hojas caídas se amontonan
Era un verano caluroso cuando te fuiste
Pero ahora tu lugar está vacío, es como si fuera invierno".

¿P-Perdona?—el más pequeño de la sala tartamudeó, intentando alejarse del chico que se había sentado junto a ellos.

—Soy Felix, ¿cuál era tu nombre? ¿puedo llamarte mío?

Chan, que los estaba observando, no pudo evitar reír por eso, aunque aún seguía algo confundido. ¿No se suponía que Changbin salía con Felix? ¿Por qué le estaba coqueteando tan descaradamente a otra persona?

—Eh...yo...soy Jeongin.

—Hermoso nombre.—Changbin apareció tras ellos, trayendo una bandeja con dulces y aperitivos.—Estoy en una relación, pero no me importaría que formaras parte de ella. ¿Sabes dónde quedaría mejor tu nombre? Entre mis labios.

—Ya, ya, bastante, no me traumes al chico.—Hyunjin apareció detrás, cargando con unas bebidas y una película en la mano.—¿Qué quieren ver? Sólo tengo ésta.

—Si solo tienes esa, ¿cómo vamos a ver otra?

Se habían sentado todos en el suelo, acomodando unas almohadas que habían por los sillones. Changbin y Felix se habían acurrucado juntos, y Chan arrastró a Jeongin con él mientras Hyunjin se tumbaba en el sofá.

—Silencio, esta es la mejor película de todos los tiempos.

Y al final, Hyunjin tenía razón: todos terminaron llorando por la película que el mayor les había puesto.

—¿Se van a quedar a dormir o los llevamos a casa?— preguntó Changbin, recogiendo los envoltorios que habían dejado por el salón.

Chan miró a Jeongin. A él no le importaría quedarse, se sentía a gusto con los chicos, pero había venido con su amigo y no dejaría que se fuese solo.

—Está bien, Channie. ¿Tienes habitaciones suficientes, Changbin?—el mayor asintió, levantándose del suelo.

—Vengan, les enseño donde dormirán.


A eso de las dos de la madrugada, un teléfono empezó a sonar

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A eso de las dos de la madrugada, un teléfono empezó a sonar. El ruido incesante despertó a Chan, quien frotándose los ojos se levantó de la cama para poder ver de dónde procedía el sonido.

¿Por qué nadie lo apagaba?

Salió al pasillo, sintiendo el frío calando sus huesos. Estaban en otoño, pero parecía que el invierno llegaría antes ese año.

Bajó las escaleras, siguiendo la melodía molesta. El teléfono, que reconoció como el de Changbin, sonaba encima de la encimera. No sabía si sería prudente colgar, pero era de noche y ya llevaban llamando un buen rato. Colgaría y mañana le avisaría de que alguien estuvo llamando toda la noche.

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