𐄹 novena parada

830 148 21
                                    

"En diferentes lugares
Sigo soñando con el mismo sueño
Algún día estaremos otra vez en el mismo lugar
Sueño con verte de nuevo
Sigo pensando en nosotros".

Una pequeña estructura que reconoció enseguida empezó a verse a lo lejos: la cabaña familiar de la familia de Changbin.

—Changbin, había quedado con Jisung y Jeongin, ¿vamos a tardar mucho?—preguntó, siguiendo al mayor al interior.

—No sé, depende de cuánto quieres que tarde.

El menor seguía sin entender a lo que se refería el pelinegro, pero prefirió callar y esperar.

Al llegar a la puerta, Changbin sacó las llaves de su bolsillo y se las entregó junto al teléfono que había visto antes.

—Suerte, Chan.

Chan con el ceño fruncido, tomó las cosas.

—Anda ya, sabes perfectamente de lo que hablo. No te hagas el tonto, por favor.—y en un abrir y cerrar de ojos, el chico desapareció, dejando a un sonrojado Chan frente a la puerta. ¿Seungmin estaba dentro?

Con manos temblorosas, metió la llave a la cerradura, entrando a la pequeña estructura. Todo estaba a oscuras, así que tanteó por la pared hasta encontrar el interruptor y así poder encenderlo.

Lo que había frente a él sorprendió y extrañó en demasía. ¿Por qué había un asiento de bus en medio de la sala? ¿Por qué no había indicios de que hubiese alguien más en la cabaña?

—¿Channie?— aquella voz que tan bien conocía se hizo escuchar desde la cocina cerrada. Chan se dio la vuelta, apresurándose para ir y abrir la puerta, encontrándose con la tierna imagen del mayor con un delantal y una bandeja de galletas recién horneadas en mano.—Oh, Chan, dios mío...

El ahora pelirrojo no tardó en dejar la bandeja a un lado, corriendo a abrazar al chico que se le había quedado mirando, aún sin asimilar que lo tenía frente a él.

—¿Seungmin? ¿De verdad estás aquí?

—El mismo, en carne y hueso.— Chan sintió como lo apretaba más entre sus brazos y no tardó en envolver el cuerpo del contrario con los suyos propios.—Dios, te extrañé tanto...

—Y yo a ti Min.—dejó que su cabeza se apoyara en el hombro del más alto, dejando caer su peso contra el cuerpo del mayor, quien lo elevó en el aire, empezando a dar vueltas con él, haciéndoles reír a ambos antes de volver a dejarlo en el suelo.— ¿Por qué has hecho eso?

—Porque eso hacen en las películas.

El menor negó con la cabeza, rodeando la cintura contraria con sus brazos para esconder su rostro en el pecho contrario, aspirando aquel aroma que tanto había extrañado. Le sorprendía la confianza que estaban teniendo uno con el otro, pero de verdad que había esperado mucho por ese momento como para no hacer lo que quería por vergüenza o timidez.

Y entonces recordó algo.

—¿Por qué hay dos asientos de autobús en la sala?—cuestionó, separándose un poco para poder ver al mayor a los ojos.

—Eh, pues se supone que tendríamos una cita, pero llegaste antes de lo previsto.

—¿Una cita en dos asientos de bus? Kim, incluso llegué a llamarte Romeo.

—¡Es una buena idea!— el contrario tomó la mano del más pequeño, guiándolo hacia la sala.—¿Te acuerdas de la primera vez que nos vimos, Channie? Fue en los asientos del bus.

El menor asintió, aún mirando sus manos unidas y percatándose de lo bonito que era el detalle. ¿Seungmin había buscado asientos de bus sólo para recrear la primera vez que se conocieron? Quería llorar por la ternura que le causaba aquello.

—¿Puedes salir un momento? Quiero que todo salga como he planeado, bueno, al menos la parte de la cita, aunque ya no será sorpresa.— una de las manos del más alto fue a parar a la mejilla contraria, acariciándola para después separarse del menor, quien asintió.

—Hasta luego, Romeo.


⁺◦ ✧.*

Chan se había quedado esperando en la entrada, por lo que se sobresaltó cuando el mayor por fin se dejó ver por la puerta entreabierta.

—Vamos.—salió del todo, Chan vio como sacaba una bandana, acercándose a él para taparle los ojos. No pudo evitar reír por los nervios que le producía estar a punto de "ir" a una cita con el mayor.— Listo, dame la mano, para que no te pierdas.

Chan casi rodó los ojos, comparando esa escena con la primera vez que salieron juntos al cine y la insistencia de llevarlo al cine, porque se "perdería" porque "hay muchos cines". Rió, sintiendo su corazón apretujarse por tener a Seungmin por fin ahí.

—¿De qué te ríes, Julieto?

—Nada, ¿puedo ver ya?— habían caminado ya unos cuántos pasos, por lo que supuso que ya estaban dentro.

Seungmin le soltó la mano, y se sintió desfallecer al sentir como el contrario lo abrazaba por la espalda, apoyando la barbilla en su hombro.

—Ya puedes mirar.

Con lentitud, se quitó la bandana, viendo una escena digna de Pinterest, con decoraciones y dos asientos de autobús puestos en medio de la sala, con varios platos que reconoció como sus favoritos en el medio. El hecho de que estén a oscuras lo hacía parecer todo una película de Disney, sobre todo por las lucecitas led a su alrededor dándole ambiente al lugar.

—Seungmin...—se dió la vuelta entre los brazos del más alto, quedando cara a cara con él. Sin dejar de mirarlo a los ojos, tomó el rostro contrario con sus manos, juntando sus labios suavemente.—Gracias.

—Se supone que eso sería la escena final, pero no me quejo.—ésta vez él fue quien tomó el rostro del menor llenándolo de besos.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
4419Donde viven las historias. Descúbrelo ahora