𐄹 EXTRA

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[Este capítulo se desarrolla, respecto al tiempo, antes del epílogo]

[...]

Ya habían pasado unas semanas desde que Seungmin volvió a casa, pero las cosas no podían ser más diferentes a como lo eran antes de su marcha.

El mayor recordaba perfectamente como después de su llegada su relación con sus padres terminó, pero intentaba no pensar mucho en ello y concentrarse en el presente: Chan.

El menor se encontraba durmiendo entre sus brazos mientras descansaban en una hamaca en el jardín de su casa de verano. Seungmin acariciaba sus alborotados cabellos, disfrutando del clima y de la vista del menor junto a él. Si no fuera por Chan, se sentiría perdido, sobre todo los primeros días de discusión con sus padres.

La tarde en la que Seungmin les plantó la cara, el mayor se fue a casa del pelinegro a descansar debidamente. Como Chan había propuesto, pasaron el resto del día acurrucados en la cama, descansando uno junto a el otro las emociones del día. Por la noche, Seungmin decidió volver a casa después de despedirse de Chan, quien se encontraba preocupado de que los padres del mayor se lo volvieran a llevar.

Sin embargo, nada de eso ocurrió. Al día siguiente, Seungmin apareció en su puerta, contándole que al parecer sus padres sólo se dedicaban a ignorarlo. A pesar de todo lo ocurrido, no lo habían echado de casa, y eso ya era un paso para él. Le dolía, pero no podía hacer nada para arreglar la situación. Ellos debían aceptarlo tal y como era. Y era por eso que Seungmin estaba tremendamente agradecido con Chan, por haberle dado unos brazos en los que refugiarse y tanto amor que le fue posible.

—¡Seungmin!

También debía agradecerle a Changbin el haber estado siempre con él, apoyándole a pesar de cómo era su extraña amistad.

—¿Qué?

—La comida está lista.—avisó, metiéndose nuevamente a su casa.

El mayor sonrió, empezando a agitar el brazo de Chan con suavidad.

—Channie, la comida ya está lista.—murmuró, acariciando también su espalda.—Amor, se va a enfriar como no vayamos ya.

—Hmm...—el menor se dió la vuelta sobre él, escondiendo su rostro en su pecho.—Un poquito más.

El sonido de la risa de Seungmin inundó el lugar, haciendo que Bang sonriera en sueños por ello.

—No me queda más opción.

Con cuidado de no hacerle daño, se quitó a Chan de encima, dejándolo sobre la hamaca para después tomarlo en brazos.

—¡Kim!—gritó, asustado por el repentino cambio de lugar.—¡No soy un saco de papas, puedo caminar solo!

—¿Sí? Pues ya no, vamos.—ignorando las quejas del menor, entraron así a la casa, y no bajó al contrario hasta que llegaron a la mesa y lo dejó en su asiento.

—¿Van a pasar su luna de miel aquí o qué? Que corra el aire.—comentó Jisung, mirándoles a ambos con una sonrisa.

Estaban reunidos los ocho en una de las casas de verano de Seungmin, quien había agarrado las llaves de sus padres y les había propuesto a sus amigos irse unos días de vacaciones para celebrar su graduación. Eran ocho ya que Jisung pidió invitar a su novio para que se conozcan, y al final se terminaron llevando bien durante el viaje, por lo que era ya uno más en el grupo. Y ahí estaban, deseando disfrutar una comida preparada por Changbin.

—El especial de la casa.—habló el cocinero, entrando con una bandeja donde iba el plato principal.

—Amor, tu lo haces todo bien.— halagó Felix, entrando tras él con los cubiertos.—¿No es así, Innie?

—Está delicioso.

—Hemos perdido a Jeongin, Chan.—dijo dramáticamente viendo como esos tres coqueteaban descaradamente frente a ellos todo el día.

—Lo dices porque estás solo.

—Mentira, estoy feliz y acompañado por unos maravillosos amigos como lo son ustedes.

—Ya, ya, que la edad te afecta.—Minho, quien hasta ese momento estuvo callado, cortó la conversación, hambriento al igual que los demás.—Y bien, ¿que nos has preparado, Changbin?

—Un plato lleno de amor.

—El amor no alimenta así que espero que esté bueno.

Seungmin los observaba desde el extremo de la mesa, con una de sus manos entre las de Chan, quien había desarrollado la costumbre de jugar con las manos del mayor donde sea que estuviesen. Hace un año, si le hubieran dicho que tendría tantos amigos y un novio espectacular, se habría reído. En esos momentos Seungmin sólo tenía a Changbin, y a veces temía que el menor también le dejara solo.

Giró su cabeza, mirando a Chan haciendo formas con su mano. Cerró su mano al rededor de una de las del menor, llamando su atención.

—Channie, quiero decirte algo.

—¿Si?—Chan lo miraba con un brillo en sus ojos, un brillo que le aseguraba que lo suyo no era una amorío adolescente, sino que iría para más.

—Te amo.

El menor esbozó una sonrisa, escondiendo su rostro en la curvatura entre el cuello y el hombro del contrario, depositando besos en la zona.

—Seungmin, tengo que decirte algo.— se separó un poco del cuello del mayor, haciendo que sus rostros estuviesen uno frente al otro.

—¿Si?

—También te amo.—murmuró uniendo sus labios una vez más en el día.

En esos momento se perdían el uno en el otro, no hacía falta explicar el como. Sólo eran ellos dos, eliminando todo lo que había en su alrededor para enfocarse en lo que había entre ellos dos: un amor sincero. Chan sólo buscaba amar y ser amado por Seungmin, y Seungmin buscaba exactamente lo mismo. Nunca se celaban, ya que confiaban completamente en el otro. No sólo era pareja, si no también mejores amigos que se apoyarían no importa qué.

Chan podía ver universos en los ojos de Seungmin, mientras que el contrario veía el universo en él.

Su lugar seguro estaba allí, ellos más sus mejores amigos, quienes se volvieron todo un grupo enseguida, dándoles su apoyo incondicional.

Ya no tendrían que esperar a tomar el bus después de clase para verse, tampoco estar pensando en si se encontrarán en algún lugar estaban en un momento de su relación en que ya no necesitaban un lugar, con que estuvieran juntos todo estaba bien.

Ya no necesitarían la parada 4419 para nada, pero siempre sería un lugar importante para ellos, ya que comenzó todo.

Fin.

4419Donde viven las historias. Descúbrelo ahora