No dejes que se marchite

Prólogo

─Adara, no podemos dejar qué esta rosa se marchite.─Adara escuchaba atentamente las palabras de su hermana.

─Y...¿Qué pasa si se marchita?─preguntó la pequeña niña con curiosidad.

─Cosas muy malas pasarán. Es como...como una maldición. ¿Entendiste Adara?

─Sí.

Adara no creía en las maldiciones hace mucho tiempo había dejado de creer en los cuentos erróneos que le decía la gente adulta. Pero aún así iba a cuidar de la flor, y de todas en general como siempre.

Aquella frágil rosa cuya belleza era muy peculiar crecía lentamente recibiendo atenta atención especial por parte de las dos hermanas, quienes admiraban la flor por su extraña estructura.

Su fascinación por las flores era algo que sentían desde que tenían memoria. Su crianza técnicamente había sido en aquel jardín, y sus padres quienes también amaban la naturaleza y las flores les habían inculcado eso.

Adara era una pequeña y bella niña de ocho años cuyos ojos brillaban constantemente, y su rostro mostraba la pura inocencia que reafirmaba su cálida sonrisa.

Stella era una pequeña de diez años que al igual que su hermana demostraba belleza, delicadeza e inocencia, tanta inocencia que de alguna forma no les sirvió para bien.

Porque dos mentes tan inocentes no pueden estar rodeadas de tantos secretos, no pueden estar rodeadas de tanta maldad, porque nada alrededor de ellas era bueno, porque hay muchas cosas que ellas no saben. Y muchas cosas que tienen que vivir.

Tantas diferencias y parecidos, tantas verdades y tantas mentiras, llenas de dolor, sufrimiento y sentimientos cubiertos de odio y traición.

Al menos en el gran jardín no se podía notar toda esa cantidad de perversidad. Pero nada es para siempre, las mentiras muchas veces resultan ser demasiado efímeras, más de lo que puede la conciencia.

Muchas cosas cambiaron, la flor se marchitó. Era la primera flor que se marchitaba de aquel jardín, algunas tragedias ocurrieron y eso cambió la vida de las pequeñas. Que ahora han crecido y se tendrán que afrontar a eso, a eso que sus mentes desconocían. Y si podrán soportar el proceso es el mayor de los enigmas...