11:La carta

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Miraba fijamente aquella carta sin poder despegar la vista de ella pero sin poder abrirla, mi hermana insistía con que no la abriera y que se la diera a la policía, pero ni siquiera sabíamos que decía la carta y el hombre que la había dejado llevaba guantes de cuero, además no creía que la policía estaba haciendo algo, no los culpo, apenas está mi declaración con respecto a una persona a la cual no le he visto ni la cara, mientras tanto, mi abuela permanecía en un silencio casi eterno en el que su expresión era de "has lo que quieras" pero con una mirada reconfortante.

Así que estuve toda la mañana del sábado dando vueltas por toda la casa.

Tengo que acabar con esto.

Con las manos sudorosas y temblorosas agarré la carta aunque mi mente no podía dejar de imaginar escenarios estúpidos y catastróficos si la tocaba, aún así agarré la carta y la miré fijamente pero no la abrí, subí corriendo a mi cuarto, la puse en mi escritorio y me senté en la cama dubitativa.

La impaciencia dote desde pequeña me hacía morder mi labio inferior y el miedo me hacía mirar a todos lados mientras jugaba con el borde de mi blusa.

Por alguna razón creí que necesitaba consejo así que agarré mi llave y salí corriendo a casa de Emma.

Durante todo el camino no podía dejar de sentir esa sensación que me recorría desde la espalda baja hasta la nuca, pero me concentré en observar los colores de las casas y edificaciones y los colores de las vestimentas de las personas que dejaba en el camino.

Al llegar no pude evitar sentir un gran alivio, toqué la puerta, que por suerte abrió Emma y entré como si de mi propia casa se tratara.

─¿Podemos hablar?

─E-e claro, ven.

Emma aunque confundida por mi visita me invitó a pasar a su habitación.

─¿Qué pasa Adara?

─Emm bueno...

Verás Emma una persona que no conozco y me acosa me ha dejado una carta que no sé qué dice pero me intriga y he venido a pedirte un consejo para saber si abrir la carta o no aunque es obvio que no sabía cómo decirte lo anterior.

Joder, ojalá se dijera tan fácil como se piensa.

─Bueno Emma, hoy a venido una amiga a pedirme consejo con una cosa, pero yo no he sabido darle una respuesta así que he venido hasta aquí, sé perfectamente que pude escribirte pero quería escapar de casa un rato...

─Vale, dime.

─Bueno, cuando me lo dijo me he quedado petrificada, resulta que la chica es acosada por alguien que no conoce ya que no ha tenido la oportunidad de verle la cara y en la noche le ha dejado una carta entonces...

─Espera espera, ¿si no lo conoce como sabe que la dejó él? ¿y quién es esa chica?

Pelirroja lo complicas todo con esa cabeza chismosa.

─Bueno respecto a la primera pregunta sabe que la dejó él porque lo vio, pero iba todo encapuchado, y respecto a la segunda no puedo responderte porque la chica me lo confío a mí y me dijo que no le dijera a nadie, de por sí no estoy cumpliendo mucho, lo mínimo que puedo hacer es ocultar su identidad.

Claro claro.

─Entonces─seguí.─El tema es que la chica tiene dudas en si abrirla o no, obviamente tiene miedo pero a la vez curiosidad.

─Uff, es complicado y a la vez no. Si yo fuera ella la leería.

¿Así sin más?

─Mira tal vez no es nada realmente malo y si lo es tendría que leerla no es como si se activara una bomba por ello.

No dejes que se marchiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora