Capítulo 11 - Ceremonias

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Jill y Hilda salieron del baño después de noventa arduos minutos de tratar de darle un baño y por fin conseguirlo.
El pelaje de la felina había quedado algo esponjado pero era algo que la de piel grisácea ya resolvía con un cepillo que manejaba con su magia.

—Creo que ya no me caes tan bien como al inicio— dijo la cambia formas tomando asiento en una silla y cruzándose de brazos.

—Ay por favor, no estuvo taaan mal. Además creo que te ayudó, tú pelaje se ve mejor y más lindo— argumentó a su favor la mayor mientras sonreía y continuaba con el cepillado.

—¿En serio?— inquirió ella mirándose al espejo y viendo que en efecto. Gracias al champú y el acondicionador que Hilda había usado se veía más brilloso.

—¿No qué no? La vanidad si que es fuerte— dijo en tono bromista y un poco burlón.

—No es vanidad, comprobaba lo que me habías dicho— expresó la menor cruzándose de brazos nuevamente.

—Si claro, como sea.. ya terminé— aseguró la de piel clara.

Jill se quedó sentada un momento más meditando por lo estaba a punto de pasar, hace apenas una semana estaba moviendo más rocas para reforzar el pequeño espacio al que llamaba hogar y ahora estaba en una habitación lujosa a punto de pasar a formar parte de la guardia real.

—Vamos señorita Jillian, tiene un puesto que recibir— aclaró la asistente ayudándola a ponerse en pie.

—Claro.. no sé recibirá solo..— contestó caminando hacia la salida.

Bajó de la torre saliendo de esta misma, y caminando a una sala especial para las ceremonias y eventos importantes para los reyes y los habitantes del palacio en general.

Desde luego, la demonio iba con los nervios de punta. Toda la noche había estado tratando de mentalizarse para ese momento y estaba enfocada en lograrlo.
Conforme llegaba a la sala veía a otros diez chicos mayores que ella y solo ellos, nadie que fuera de su misma edad o alguna otra chica.

—Y yo que no quería llamar demasiado la atención..— pensó mientras los seguía.

Al cruzar el umbral de la sala de ceremonias logró ver la variedad de decoración del lugar, además de varios miembros de la guardia que portaban sus uniformes y trompetas con banderas de la familia Beezly que consistía en un pentagrama con ojos y varios detalles alusivos al monarca del inframundo.

Jill entonces puso reconocer a un can al fondo, era Jack que traía puesta la parte superior de un smokin.

El cachorro sintió la mirada de su amiga y levantó la mano saludándola discretamente a lo que ella respondió con una sonrisa.
Jack entonces señaló con la cabeza a la puerta mientras entraban los reyes acompañados por el pequeño y rojizo príncipe que inmediatamente se dirigió a darle un gran abrazo a su primo quién con gusto correspondió.

Entonces las trompetas de los demás guardias empezaron a sonar anunciando la llegada de los soberanos.
Los aspirantes junto con los guardias de menor rango se inclinaron ante ellos, incluida Jill.

Después del toque de trompetas los aspirantes se pusieron de pie adoptando una posición firme y muy usual en todos los guardias alrededor del palacio.
Entonces Lucifer levantó su mano, haciendo que poco a poco el sonido de estos instrumentos se detuviera hasta que todo permaneció en completo silencio.

—Estamos aquí reunidos para presentar, a los nuevos miembros de la guardia que no solo destacan por su gran destreza e inteligencia en el campo de batalla sino porque están dispuestos a todo con tal de hacer lo que es necesario para proteger a sus majestades— exclamó Styx mientras había un cofre que tenía a lado suyo.

Distancia entre nosotros | Jack x JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora