Capítulo 13 - ..misma historia

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~~~~~~~~En el infierno
Las cosas ocurrían con normalidad en el inframundo, si es que algo de lo que ocurriera en el infierno se podría considerar como algo común para cualquiera que perteneciera a la superficie.

La guardia real estaba en marcha como siempre, en todo momento debían de haber soldados en casi cada corredor del palacio asegurándose de salvaguardar a sus monarcas.

—Llamé a Damián, dijo que fue a comer pizza con sus amigos y su primo— comentó Lucifer en su oficina mientras su esposa entraba a la habitación.

—Ahora entiendo que eso del sigilo no se le da a la reina— replicó Narissa.

Su marido sonrió ante el comentario ingenioso de su amada, dejando el papeleo que estuviera haciendo para abrazarla con ternura.
No tenía puesta su gabardina por lo que solo llevaba con él un traje Armani de color negro con algunos detalles tanto carmesí como dorados en las mangas y en las perneras junto con una corbata con un pentagrama.

—No, pero eres experta en dar consejos..— afirmó él dándole un beso tierno en los labios.

Narissa entonces puso sus manos a los costados de la cabeza de su contrario usando su magia para poder sentir sus emociones.

—¿Día pesado?— preguntó ella, aún ya conociendo la respuesta.

Mhmmm..— respondió el rey sin demasiados ánimos de pronunciar ni una palabra.

Narissa entonces lo tomó de la mano sacándolo de su oficina y llevando a ambos a su habitación.

—Ya trabajaste demasiado por hoy, descansa el resto de la tarde— mencionó abriendo la puerta de la habitación.

—Si yo no trabajo, ¿Quién lo hará? ¿Damián? Ese niño se la pasa en la superficie..— dijo justificándose, recargando su cabeza sobre el hombro de la reina.

—De eso no te preocupes, le comentaré a Styx al respecto y él se encargará. Sabes que sí— aseguró ella, desabrochando los botones del chaleco del contrario.

—Aún así, debería de aprender las responsabilidades de un rey, tarde o temprano terminará siéndolo— aseguró él, sacando la corbata del interior de su chaleco —espero que tarde..— añadió con preocupación.

—Es joven, y lo sabes, deja que cometa sus propios errores— respondió con un tono amable y tranquilo.

Mientras su conversación avanzaba, la chacal empezó a desatar la corbata del cuello del demonio.
Sabía que estaba lo suficientemente agotado y eso salió a la luz cuando vio que su mano y la parte inferior de sus piernas brillaban con su magia.

—Conozco a alguien que le sirvió bastante bien— dijo ella refiriéndose a los actos de su esposo.

—Era joven y eran otros tiempos..— refunfuñó girando los ojos, mientras su esposa le quitaba el chaleco de su traje.

—Pues él es joven también y estos, amor mío, también son otros tiempos— concluyó ella.

Después de aquella breve charla, acomodó el chaleco y la corbata en el mueble de donde él solía sacar los mismo elementos.

—Siempre encuentras una manera de justificar a nuestro pequeño, ¿Verdad?— preguntó él, ahora portando solamente una camisa blanca apenas abrochada.

—¿Qué mi deber como su madre no es protegerlo?— respondió ella levantando una ceja.

—También es el mío como su padre— añadió puesto en pie en forma de protesta.

Distancia entre nosotros | Jack x JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora