Capítulo 20 - ¿Hogar temporal?

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Mientras Jack se encontraba en el hospital junto con sus amigos, Jill aún estaba en casa del chacal esperando a que regresara.

Alrededor de las 10p.m. Mindy, la madre del castaño bajó las escaleras mientras suspiraba un poco pues su reunión al fin había llegado a su final. Aún llevaba puesto su traje hecho a la medida, de color negro tanto su saco como sus pantalones con una camisa blanca por debajo.
No se sorprendió demasiado cuando se topó con la sorpresa de que la demonio se encontraba ahí en la sala, esperando a que algo sucediera.

—La nada es interesante cuando piensas en mucho, ¿No?— dijo la mayor sosteniendo dos vasos de agua, dándole uno a la chica.

—Muchas gracias, Señora Wells— agradeció, bebiendo un poco.

—No es nada, linda— replicó ella bebiendo la mitad del vaso —pediré comida china para cenar, ¿Te quedas?— inquirió ella dejando el vaso en la mesita de madera de la sala.

Jill meditó un momento y después asintió con la cabeza con una sonrisa, había pasado mucho tiempo desde la última vez que la habían invitado a cenar en un hogar que no era el suyo.
Sin embargo, en su rostro se podía notar que tenía algo que le ocasionaba ansias, cosa que podría ser tanto buena como mala.

—Señora Wells... ¿Puedo preguntarle algo?— mencionó con un tono más tímido mientras bajaba la cabeza y usaba uno de sus dedos para jugar con la circunferencia del vaso de cristal.

—Lo que gustes, querida. Soy todo oídos— afirmó la de pelaje claro juntando sus manos en su regazo y ladrando un poco su cabeza.

—Si... si tuviera que enmendar una amistad, de las primeras que tuvo pero que-
Qué se distanciaron ambos hace mucho tiempo...— dijo tomando más aire, llenando sus pulmones mientras colocaba su vaso en la mesita —¿Qué es lo que haría?— preguntó, finalmente.

Mindy se mostró desconcertada y pensativa al mismo tiempo, y a pesar de no saber qué es lo que debía de responder para subirle los ánimos a la felina logró percibir que sin duda, era algo que le estaba afectando.
Se tomó un minuto para ensamblar su respuesta, usar las palabras adecuadas y dar algo satisfactorio para los oídos de la de pelaje púrpura.

—Bueno... eso depende, de muchas cosas— indicó.

—¿Como qué?— inquirió Jillian.

—Como quien fue el que se distanció y más aún, el porqué— inició pero sobre todo y lo que más debe de importar... es que ambos en serio quieran volver a ser amigos— agregó.

Jill miró al suelo un momento reflexionando lo que había pasado las últimas horas, ni siquiera había pasado un día y ya se volvía a sentir cercana a Jack, igual que antes.
Esa comodidad y confianza no se había ido jamás y de hecho parecía haberse fortalecido mucho más.

—Lo preguntas por Jack, ¿Cierto?— inquirió Mindy, llamando la atención total de la felina.

El pelaje de su espalda se erizó completamente, no sabía que su amigo en verdad le hubiera hablado de ella. Más aún, tomando en cuenta que era la causa de que el cachorro escapara de cuando en cuando para verla.

—¿Ya sabía de mí?— preguntó, sorprendida.

—Eres un tema difícil de quitar de la mente de mi hijo, se ve que en verdad le importas, Jill— aseveró la mayor, poniendo su mano en la espalda de la de pelaje púrpura.

—Bueno... me dio tanto y yo, le devolví tan poco...— dijo, nuevamente mostrando una expresión desanimada.

—La amistad no se trata de qué tanto das, sino de la intención con la que lo haces. Jack de verdad te quiso ayudar, ser tú amigo y me alegra ver que eso haya sido recíproco— contestó con una sonrisa.

Distancia entre nosotros | Jack x JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora