Capítulo 15 - Novedades

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A la mañana siguiente Jill se levantó de su cama, apresuarada, vistió su uniforme y se aseguró de salir de la torre de forma silenciosa para no despertar a sus compañeras.

Antes de salir miró en su reloj de pared la hora, las manecillas indicaban que eran las 5:30 de la mañana. Aún faltaban unas horas más antes de que el príncipe tuviera que asistir a la superficie para entrar a sus clases en la academia, pero ella quería asegurarse de llevar lo necesario.
Aunque básicamente ella misma iba a ser más que suficiente.

—Sip, madrugar se me da bien— pensó para sí.

Se dirigió al palacio en búsqueda de encontrar al joven chacal, sin embargo, optó por caminar tranquilamente y disfrutar del poco frescor mañanero y el basto silencio que habitaba los corredores del gran edificio.

No le tomó más de diez minutos el llegar al palacio y empezar a transitar por sus largos pasillos a media luz.

—Si buscara tétrico en un diccionario, seguro aparecerían imágenes del castillo durante la noche o muy de madrugada...— pensó mientras continuaba.

Por otro lado. Damián apenas despertaba, frotó un poco sus ojos con ayuda de sus puños en tanto bostezaba y miraba el reloj a lado de su cama.

—¿5:43?— leyó con una voz soñolienta —ay... en un rato me levanto— dijo volviendo a acostarse y cubriéndose con las sábanas.

No pasaron más de dos segundos antes de que alguien tocara a su puerta. Al principio optó por no hacer caso y girarse en dirección contraria a la de la entrada a su habitación, no obstante, quien estuviera tocando parecía hacerlo en un tono muy insistente pues la acción se repitió varias veces más.

—Aaagh...— gruñó de mala gana mientras se volvía a girar con su vista en la puerta.

Después de un breve momento y una muy evidente mirada de odio, usó su magia para arrojar una de sus pantuflas a ella en señal de fastidio.

Sin embargo, aún después de eso, del otro lado de la puerta se lograron escuchar más golpes y esta vez de forma más consecutiva.

A Damián no le quedó de otra más que abrir la puerta, cosa que hizo sin levantarse aprovechando que contaba con magia en todo él.

—Buenos días, majestad— dijo Jill haciendo una reverencia cerrando la puerta detrás suyo.

—Ay... tú— dijo sin más —¿Por qué me despierta? Entró hasta las siete de la mañana— refunfuñó Damián.

—Pues, supuse que usted se anticipaba a llegar para explorar la superficie— respondió Jill manteniendo su emoción de ver cómo era el mundo que se encontraba encima de ella.

—Suena más a algo que harías tú— replicó con una corta risa —de todas formas me dormí temprano así que, supongo que puedo subir un poco antes por esta ocasión— aseguró chasqueando y apareciendo ya puesto de pie con su playera negra y roja que ya era clásica de él —pero— impuso levantando su dedo índice frente a ella —después despiértame como seis y media, no soy tan fan de madrugar— se justificó bajando su mano y dirigiéndose a la puerta.

—Entendido y anotado— afirmó Jill asintiendo y yendo detrás.

Caminaron unos momentos, abandonando el piso que conformaba las habitaciones reales. Después se dirigieron al comedor en la planta baja del castillo en donde ya se encontraban sus padres bien vestidos y varios miembros del personal de la realeza; preparando el desayuno y el almuerzo de él príncipe.

Distancia entre nosotros | Jack x JillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora