15.- Zozobra

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Lin Xiaonan y He Zhongming se sorprendieron de ver llegar juntos a He Xuan y a Shi WuDu, pero no dijeron nada al respecto tomando en cuenta la situación actual.

—¿Cómo está? —preguntaron ambos jóvenes al mismo tiempo.
—Todavía no nos dicen nada —dijo Lin Xiaonan—. Solo queda esperar.
—Va a estar bien —dijo He Zhongming en tono conciliador.

Shi WuDu abrió la boca para decir algo, pero escuchó a alguien llamarle justo detrás de él. Al voltear, vio a su amiga Ling Wen y tuvo un mal presentimiento.

—¿Qué ocurre? —preguntó al ver el semblante ceniciento de la mujer.

Ling Wen respiró hondo buscando la forma más sutil de decir lo que ocurría.

—Pei Ming tuvo un accidente. Está internado ahora.
—¿Qué tan grave es? —preguntó Shi WuDu con temor.

Ling Wen no dijo nada. He Xuan le puso una mano en el hombro a Shi WuDu y dijo:

—Ve. Yo cuidaré de QingXuan. Te avisaré si hay alguna noticia.

Shi WuDu asintió sin decir nada y siguió a Ling Wen. Por su parte, He Xuan se sentó en un asiento, evadiendo la mirada de su padre y de su suegra, dispuesto a esperar noticias de su amado. En su interior, rogaba que no fuera tarde, que Shi QingXuan pudiera despertar y darse cuenta de que ya no tendría que elegir. He Xuan esperaba poder decirle que él y su hermano finalmente resolvieron sus problemas y ya no habría más conflictos. Rogaba porque su persona amada estuviera bien, deseaba ver sus ojos brillantes nuevamente y escuchar su voz decirle que había vuelto, que no se volvería a ir.

Las horas pasaban, y seguía sin haber noticias. No había nadie que pudiera decirles qué pasaba, y las pocas personas que se detenían a darles respuesta decían lo mismo: tenían que esperar al médico. He Xuan trató de mantenerse optimista, pero con el pasar del tiempo temió lo peor. Al cabo de un rato, Shi WuDu volvió y se dejó caer en un asiento a su lado; He Xuan volteó hacia él y preguntó:

—¿Cómo está?
—No fue nada demasiado grave —respondió Shi WuDu—. Se fracturó el brazo y unas cuantas costillas, pero va a estar bien. ¿Han tenido noticias?

He Xuan estuvo a punto de decir que no, pero en ese momento un doctor se acercó a ellos y se puso de pie, junto a todos los demás. Lin Xiaonan dio un paso adelante en cuánto el médico mencionó el nombre de QingXuan y preguntó:

—¿Cómo está mi hijo?
—Fue una cirugía difícil, pero todo está bien —dijo el doctor con una sonrisa—. El joven Shi está fuera de peligro, y si mis cálculos son correctos despertará en un par de días.

Todos celebraron la buena noticia.

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