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-Tú y tu s/o habían quedado en llegar temprano para cenar juntos en casa, llegaron a la hora acordada, antes de que el llegara tomaste una ducha, y te pusiste tu pijamada, esta era demasiada corta.
Los dos se encontraban en la cocina, el estaba partiendo vegetales para la comida, mientras tú estabas cocinando la pasta, sentías ciertas miradas por parte de tú pareja, hacia vario tiempo que no habían tenido intimidad ya que el trabajo los tenía demasiado ocupados.
De repente sentiste unas manos grandes y frías alrededor de tú cintura.
-Ya te dije que te ves realmente bien, linda...-termino susurrándote al oído, mientras su cuerpo se pegaba al tuyo.
No dijiste nada, ya que te dejaste llevar por el escalofrío que te causó, y solo suspiraste.
-¿Quieres?..-Asentiste lentamente..-Ya sabes cómo pedirlo...-Se apretó más a ti.
Sentiste su miembro duro contra tu trasero, amabas eso.
-Por favor, tómame...
Soltó una pequeña risa, una de sus manos bajo hasta tu intimidad y empezó a dar ligueros círculos sobre tu pijama, dejaste tu cabeza caer así atrás, así sus cuellos encajando a la perfección, tú boca cerca de su oído, para el era una maravilla escuchar tus gemidos, eran música, solo el los podía escuchar.
Su mano subió y entró en tus bragas, para este momento ya estabas bastante mojada para que sus dedos pudieran entrar en ti fácilmente, así fue, comenzó a masturbarte, mientras su miembro rosaba con tu trasero, simulando estocadas, después de un rato, llegaste al orgasmo, sentiste como tus piernas se debilitaban.
-Quiero tenerte dentro, por favor..-Dijiste mientras te volteabas para poder besarlo.
-Como tú desees, cariño...
Te tomó de la cintura para poderte subir en la barra que estaba detrás, te sentó, comenzaron a besarse con desespero, mientras te quitaba la camisas, no duro ni un minuto para que comenzara a jugar con tus pechos, seguido de esto, le quitaste la camisa y desamarraste su pans, hizo de un lado tu pijama para tener acceso a tu intimidad, abrió tus piernas para tener más espacio, comenzó a penetrarte despacio, disfrutando el momento, después noto como pedias más con los movimientos de tú cadera, comenzó hacerlo más fuerte, pasando por una ruleta de emociones, los dos se sentían tan complacidos, sus cuerpos encajaban completamente, sus respiraciones agitadas, toda la casa estaba llena de gemidos, después de un rato, los dos llegaron al orgasmo y decidieron ducharse para continuar con la cena.
