Agustín había dormido con su remera, no tenía problema y se ve que el contrario tampoco. Se había quedado con su remera durante el resto del día, entre algunas preguntas y uno que otro comentario subido de tono de parte de los de la casa.
Cada vez que estaba con Agustín se sentía hipnotizado, era una sensación u sentimiento que ya conocía, lo había sentido al estar cerca de Julieta en los primeros días. Pero, con Agustín era más fuerte.
Sabía que no era un sentimiento
de simple amistad.Era algo obvio para él, y quizás para los demás de la casa también. No veía como un amigo a Agustín, era algo más fuerte; porque él no se sentía nervioso con sus demás amigos de Salta, él no sentía un cosquilleo en el estómago, alegría y desesperación con sus amigos, no sentía esa adrenalina que sientes cuando estás enamorado. Porque siempre se quedaba pensando en Agustín y su mente se iba a las nubes cuando estaba con él, su mirada se desviaba hacia sus labios y tenía unas inmensas ganas de besarlos, se perdía en sus ojos y quería tenerlo a toda costa entre sus brazos.
Estaba enamorado, pero también
estaba aterrado.Le gustaba Agustín, sí. Y le gustaba tanto que le gustaba aún más, se sentía encantado por el castaño. Y eso lo había aceptado hace un par de semanas atrás. ¿Su religión?, odiaba que su cadenita pesara cada vez que pensara en Agustín, pero tenía que amar a su prójimo, ¿No?
—¡Primoo! —El dueño de sus pensamientos se acercó corriendo y se lanzó hacia él, aún con su remera puesta y un short corto de mezclilla. Tenía una sonrisa más brillante de lo normal, eso le gustaba.
—Primo, ¿Pasó algo? —Preguntó mientras veía como Agustín se sentaba en mariposa y lo miraba con emoción en sus ojos.
—¡Boludo, Romina está preparando bizcochuelo! —Sonrió con entusiasmo, ¿Era eso por lo que estaba tan emocionado?
—¿Y por eso está así, primo? —Agustín lo miró entre ofendido e indignado, ¿Cómo iba a preguntar eso?:
—¡Romi nunca hace lo que yo le pido! —Habló haciendo un berrinche de brazos cruzados y teniendo un puchero en los labios que le causó ternura y ganas de besarlo.
—La vez pasada hizo pizza porque vos le pediste. —Le recordó solamente para molestarlo.
—¡Sí, pero eso fue con ayuda de Nacho!, esta vez no. ¡Esta vez lo hice yo solo! —Exclamó como si fuera un gran logro y sus rebeldes rulos cayeron por su rostro, dándole un aspecto pequeño y tierno, era adorable a su vista.
Le gustaba cuando Agustín se comporta como un niño pequeño, cuando su cabello indomable lo hacía lucir más tierno. Era lindo, era muy lindo.
—¡Che, Agus!, Romi ya terminó de hacer tu bizcochuelo, vení. —Thiago se asomó adentro de la pieza e hizo señas para que vaya al comedor. Ambos se miraron y Agustín salió disparado de la habitación con Marcos detrás suyo. Caminaron a paso rápido a la cocina.
Cuando llegaron sintieron el aroma a bizcochuelo de vainilla recién horneado y este mismo posado en la isla blanca de mármol. Se veía riquísimo.
—¡Gracias, Romi, te amo! —Agustín se lanzó a abrazar a la mayor mientras ella sonreía con cariño. Se dio cuenta que el chico estaba más cariñoso con todos de lo normal. Ese mismo día había abrazado a Julieta, había hecho miles de intentos para sacar a Juliana de su crisis por la reciente pelea con Maxi, los cuales la mitad funcionaron. Bailó un intento de bachata con Daniela e hizo el Sapucai con Coti, ayudó a cocinar al Alfa y debatieron de cuál era la mejor marca de autos. Tomó mates con María Laura mientras ambos intentaban sacar de su misma crisis a Maxi, charló con Cone y jugó al vóley con Nacho y Thiago. ¡Hasta había conversado entre risas con La Tora!. Su chico era muy dulce.
Esperen–: ¿'Su chico'?
Bien, ese enamoramiento que tenía con su mejor amigo dentro de la casa estaba escalando demasiado, ¡Hasta sintió celos de Julieta!, le había pegado demasiado fuerte.
—¡Primo!, ¿Querés? —Le llamó el otra vez dueño de sus pensamientos mientras le ofrecía un pedazo de bizcochuelo sonriendo.
—Mi vida él, le convida todo. —Murmuró María Laura soltando una risa, su comentario no fue de burla ni con malas intenciones.
—Es muy dulce. —Respondió Lucila mientras aceptaba el mate de Cata, ambas estaban sentadas en el sillón tomando mates, posiblemente charlando de cualquier trivialidad que les parezca interesante dentro de la casa.
Ignoró sus comentarios por mas que fueran halagos y aceptó el bizcochuelo de Agustín, ambos empezaron a comer mientras charlaban con Romina y la elogiaban por lo rico que le había salido. Agustín invitó a Cata y a La Tora para acercarse y comer con ellos, el bizcochuelo era bastante grande y no iban a poder comer todo ellos solos. Ambas aceptaron y después se fueron sumando más y más, el bizcochuelo que se supone que tenía que comer solo Agustín empezó a comer toda la casa.
Y Cata y Lucila tenían razón:
Agustín era muy dulce.N/A
¡Disculpen por no haber actualizado!, pero es que estoy preparando un especial Nachiago y Margus +18 y dos capítulos como este siendo narrados desde el punto de vista de Marcos para recompensar la tardanza de las actualizaciones. Espero que les esté gustando la historia.
¡Nos leemos!
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¡Mejores amigos! | Margus.
Short Story"Dentro de la casa, consideraba a Marcos su mejor amigo." • Historia mía • Modismos argentinos • 100% original, cualquier tipo de parecido que encuentren es mera coincidencia o inspiración mía • Sé que los participantes fuera de la casa tienen sus...