mi enfoque

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Abdel

A pasado dos semanas desde que llegue a este lugar, es gracioso ya que nunca pensé convivir con tantos humanos quien lo diría si puedo tolerarlos.

Y bueno ámbar sigue evitando el tema de lo ocurrido hace unos días o mejor dicho ella siempre evade el tema.


Estoy seguro que a ella le gustó.

Claro que a mi me encanto.

Estoy comenzando a creer que ámbar es mi enfermedad y al mismo tiempo mi cura.

Trató de quitar la imagen de ella abierta de piernas gimiendo y gritando mi nombre llena de placer mientras yo me embelesaba sus fluidos.

— ¿oye, si me estas escuchando? — un siseo fastidioso hace me distraiga de mis pensamientos — también me veo, que te dejo sin habla — camila bueno su cabello coquetamente.

Aveces siento que me acosa, pero eso suena demasiado tonto verdad.

¡A ver! soy un Demonio, imposible que una simple humana me acose, pero esta chica es peor que aradia.

— No, estaba pensando en ámbar — hace mala cara y se levanta de su asiento furiosa.

— como siempre — recoge su plato de cereal y se va.

Ruedo los ojos y llevo una cucharada de cereal a mi boca este cereal sabe genial.

Me pongo tenso al sentir el aura de ámbar aproximarse a mi.

— ¡ahi estas! — sonrió al verla; lleva un pantalón bota campana, una blusa blanca y unas zapatillas altas, no lleva maquillaje pero se ve hermosa con o sin el — ¿vamos a entrar hoy? — se ve frustrada.

— Si, ¿ahora por que estas enojada? — es fácil saber que esta enojada ya que tiene un tic en su ceja derecha y su voz se vuelve chillona.

— ¡uhh, es que estaba tratando de transformarme en un ave y me transforme en una rata¡, ¡una rata fea y gorda! — aprieta los muños y suspira pesadamente.

Me quedo como idiotazado observando sus mejillas sonrojadas por la vergüenza de admitir que sus poderes le jugaron una mala pasada, sonrió al imaginarla como una ratita tierna.

— ¿por eso estas enojada? — asiente y hace un puchero tierno —  ámbar sabes que lo estás haciendo muy bien —  relaja los hombros mirandome con atención — hay brujas que se demoran años en aprender un hechizo y tu aprendes en un día.

— lo sé, pero siento que las otras brujas me juzgan porque su sacerdotisa no puede manejar su magia como corresponde — estiro mi mano y la agarro de la cintura sentadola en mi regazo, se tensa un poco y mira alterada a todas partes.

— ¿que haces?, alguien puedo entrar y malinterpretar lo que estamos haciendo — sonrió acariciando su mejilla.

— estaria encantado de que eso sucedira —resopla y se cruza de brazos — y sobre las brujas solo tienes señalar quienes son y las torturare con gusto — sonríe y eleva una ceja, pero su expresion cambia y sus labios se fruncen.

Un Demonio que escapó del reino de las sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora