Estas Celosa

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Ámbar.

Capítulo +18

El agua corre por mi cabello recoriendo cada parte de mi cuerpo, salgo envuelta en una toalla, tomo uno de mis libros y me recuesto para leerlo.

El frio me obliga a levantarme de la cama para ir a la cocina por una tasa de chocolate caliente con mucha espuma de solo imaginarlo la boca se me vuelve agua, me pongo una sudadera y un short corto con unas pantuflas de perrito, salgo de la habitación con destino a la cocina pero antes de tan siquiera bajar las escalera me ahogo con mi propia saliva.

Me siento mariada una corriente de ira recorre todo mi cuerpo y esa sensacion de querer asesinar a alguien se instala en mi, al observar como camila posa sus labios sobre los de abdel, ella se da cuenta de mi presencia y profundiza aun más sus labios a los suyos, mirandome con malicia y burla.

Elevo una de mis cejas en su dirección le sonrio con burla, aunque ahora mismo estoy pensando en las mil formas que tengo de asesinarla, es increíble todos los escenarios que monte en mi cabeza y comenzare con ese maldito desgraciado.

Mujer nos van a quitar a nuestro papucho por tu culpa.

Pues que se lo quede, me quita un peso de encima.

Abdel la empuja para separar sus labios de los suyos cuando se da cuanta de mi presencia. Doy media vuelta para seguir  mi camino.

—¡ámbar espera¡ — lo escucho llamarme — ¡ámbar porfavor! — lo ignoro completamente.

Maldita resbalosa, es que no tiene miedo a morir.

no estara enterada de que el cucarachon es mío, no es comunitario.

—¡ámbar! — abdel me jala del bazo para que me detenga.

—¡¿ahora que quiere el Señor?! — enfatizo en la ultima palabra y me suelto bruscamente de su agarre.

—¿me acabas de llamar señor? — asiento y se muerde el labio inferior — dejame explicarte yo n..... —giro los ojos.

— otra vez con eso de explicarme cosas, tu verás que haces con tu boca y tu cuerpo — lo interrumpo, conectando nuestras miradas  — eres libre de hacer lo que quieras, así como lo soy yo.

Me giro sobre mis talones para seguir mi camino, me sobresalta cuando de un movimiento ágil me estampa contra la pared.


Estremeciendome, retengo un gemido mordiendo mi mejilla interna, se nota aun más la diferencia de altura al rozar mis pesones con su duro abdomen, sus manos se estrellan contra la pared a cada lado de mi cabeza y sus rodillas se inclinan para poder quedar a mi altura.

— ella fue la que me beso — mi rostro vuelve hacer inexpresivo al recordar porque estaba enojada hace unos minutos  — no tengo la culpa de ser tan irresistible — suelto una carcajada por lo idiota que puede llegar hacer.

— claro se me olvidaba que eras la última cocalola del desierto — suelto con sarcasmo— tampoco te disgusto, te veías muy contento.

— estas Celosa, estas muriendote de los celos, ¿verdad? — hace una pausa — ella me beso de imprevisto y yo... solo trate de quitar sus labios de los míos.

Un Demonio que escapó del reino de las sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora