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A n d r e i.

 
 
Mi hermana ha estado demasiado sonriente durante el desayuno, la verdad es que no confío en tanta paz y felicidad de su parte, mucho menos estando conmigo, normalmente nos ignoramos o ella intenta lanzar pullas hacia mí para enojarme, pero hoy no. Come su granola con toda la tranquilidad del mundo sin un solo indicio de querer molestarme. No es que me esté quejando, solo pienso que es muy extraño. Es casi como si ésta fuera la calma antes de la maldita tormenta, pero, claro, espero que ese no sea el caso. Sin embargo, no soy idiota, así que debo de asegurarme de tener un ojo sobre ella el resto del día.

Solo por si acaso.

—Drei, deja de mirarme como si estuviera escondiendo una bomba nuclear.

—¿Lo haces?

—Por supuesto que no, ¿Por quién me tomas?— toma un sorbo de su jugo—. Soy una señorita decente, y como tal solo escondo el arma que me regaló Nik el año pasado bajo mi almohada.

—Espero que tenga el seguro bien puesto, no quiero escuchar un disparo en medio de la noche y tener que explicarle a nuestros hermanos cómo fue que te volaste la cabeza mientras dormías.

—No tienes tanta suerte— espeta—. Además, no soy estúpida, por supuesto que tiene el seguro.

Seguimos comiendo en silencio y ella continúa del mismo buen humor, eso no puede ser normal.

—¿No piensas decirme?

—¿Qué cosa?

La miro mientras me cruzo de brazos.

—El porqué estás tan feliz ésta mañana.

Ríe, y es tan extraño que tenga esas reacciones de la nada que casi comienzo a dudar que ésta sea mi jodida hermana.

—¿Recuerdas que te dije que entrevistaría a una chica ayer?— ni siquiera me deja contestar, aunque no hace falta, sabe que lo recuerdo—. Bueno, la contraté, comenzará hoy y ella en serio me agrada.

Ah, así que era eso.

—Espero que le hayas advertido bien sobre mantener la boca cerrada.

—Lo hice, tranquilo, todo está bajo control, confía en mí.

Termino rápido de desayunar y voy a mi oficina, tengo muchas cosas que hacer hoy, comenzando con la reunión que se llevará a cabo con Sergei Volkov, el patriarca de una de las viejas familias que solía rivalizar con nosotros, sin embargo, ahora no es lo que era antes, él anciano se negó a ceder el poder a alguno de sus hijos, y al parecer ninguno de ellos tiene las malditas agallas para acabar con la vida excesivamente larga de ese viejo, sus visiones retrógradas han estancado su legado y ya nadie les tiene ni el más mínimo respeto, han perdido negocios, terrenos y mercancía. Para resumirlo: ya no son personas importantes.

¿Por qué acepté reunirme con el viejo decrépito? Pues, mentiría si dijera que no tengo curiosidad por saber qué quiere decirme, también es porque estoy interesado en comprar una propiedad que le pertenece, está en Rusia y ha estado abandonada por mucho tiempo.

De cierta manera también es una sorpresa que el maldito viejo haya querido viajar solo para hablar conmigo, normalmente Nikolai está en Rusia para atender este tipo de inconvenientes y nadie se ha quejado al respecto. Hasta ahora, claro está. El viejo debería estar llegando pronto, y según lo que me informaron vendrá acompañado de su hijo mayor.

Dulce ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora