No supe hasta después de un par de horas que aquella discusión cambiaría de nuevo el rumbo de mi vida. Ni siquiera pasó por mi mente la idea de que aquella mañana sería diferente a las demás.
Tuve la fortuna de volver a despertar entre los brazos de Mikhail, de abrir los ojos y ver su rostro a primera hora de la mañana. Fue muy tarde darme cuenta en ese momento que estaba enamorado de él. De su risa maniática a las tres de la mañana, de sus rizos despeinados al salir de la ducha, y de esa sonrisa cómplice que me hacía sentir especial.
Fue extraño tener aquél pensamiento temprano en la mañana. Un golpe de realidad que venía evitando desde hace mucho tiempo -porque el amor apestaba- pero que justo tuvo que llegar esa mañana. Cuando todo se estaba yendo a la mierda.
Fue verdaderamente tarde preguntarme si aquella oscura mirada se suavizaba únicamente cuando se dirigía a mí cada mañana y si las caricias sobre mis mejillas tenían dobles intenciones. Ya era tarde. La lágrima que escapó de su ojo izquierdo me lo advirtió como muestra de aquél superpoder telepático que compartíamos.
-Tengo que irme. -Me susurró como la última muestra de amor. Amor de verdad.
Sus dedos parecían más suaves que nunca mientras delineaba cada milímetro de mi rostro, memorizando su textura.
-¿A dónde? -Le pregunté con voz temblorosa debido al miedo porque sabía su respuesta, pero no quería escucharla.
Apreté los ojos y sostuve su mano todavía sobre mi mejilla. Rogando por que fuera una broma.
-Tengo que irme. -Repitió en respuesta a mi súplica silenciosa.
-No... -Medio murmuré antes de romper en llanto. Mi cerebro me gritaba que era lo correcto pero mi corazón se aferraba a negarlo absolutamente todo.
-Estarás bien. -Mintió mientras sus brazos me rodeaban y la calidez de su cuerpo pronto me cobijó por última vez.
-Dijiste que iríamos juntos. -Me aferré a su camiseta, negándome a la idea de dejarlo ir.
-No puedo hacerte esto, Will. -Negó mientras intentaba deshacerse del abrazo. - No más. -Sentenció antes de abandonar la cama y dirigirse hacia la ventana.
Me apresuré a seguirle el paso pero fue más rápido en saltar la ventana. Limpié mi rostro con la manga del pijama y le tomé del brazo antes de que fuera aún más tarde, logrando captar su atención de nuevo.
-Vamos juntos. -Vi el dolor de mi alma reflejado en sus ojos, los dos estábamos sufriendo.
En menos de un suspiro se inclinó hasta tomarme por el cuello y unir nuestros labios en un beso que apenas duró un par de segundos. Estaba sorprendido pero no podía darme el lujo de detenerme a pensar así que acuné su rostro entre mis manos y le impedí que se alejara, terminando de nuevo con la distancia que nos separaba. El beso se profundizó torpemente pero yo solo podía concentrarme en la suavidad de sus labios y en el extraño sabor metálico que irrumpía mi boca de golpe, recordándome que Mikhail tenía el rostro destrozado por mi culpa.
Mi primer beso tuvo un sabor agridulce. El corazón me iba a la máxima velocidad pero dolía, y aunque el amor nunca fue dulce para mí, deseé con cada estrella en el cielo que Mikhail se quedara a mi lado solo una vez más para permitirme amarle.
-Nos veremos después. -Murmuró entre un suspiro que sentí nostálgico sobre mis labios.
-¿Cuándo? -Pregunté mirándolo a los ojos.
-Cuando sea el momento, kicci. -Sus ojos conectaron con los míos por última vez y me dedicó una sonrisa ladina antes de retirarse.
Tal vez tenía razón. Nuestro tiempo juntos había terminado.
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young love don't last for life (borill)
FanficEl sabor amargo del alcohol no era especialmente mi favorito, pero descubrí después de la primera vez que podía tener pequeños momentos de felicidad durante las noches de los viernes cuando Mikhail y yo compartíamos una botella de vodka sobre su cam...