XVI. (capítulo especial ! )

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Sus brazos me rodearon con desesperación después de la broma pero yo seguía inmóvil, tratando de asimilar lo que pasaba. Había imaginado una y mil formas de encontrarnos pero ninguna como aquella. ¿Sería un sueño? ¿Seguía ebrio y estaba alucinando?

-¿Puedes al menos fingir que estás feliz de verme? -Preguntó con ironía mientras se apartaba de mí.

-Es que yo... -El habla se me cortó cuando nuestros ojos conectaron y la corriente eléctrica volvía a unirnos con un hilo invisible.

-¿Tú...? -Se burló con una sonrisita.

-Mierda, me estoy volviendo loco. -Froté mis ojos un par de veces antes de volver a enfocar la mirada en aquél apuesto rostro. Tenía el cabello más corto de lo que recordaba pero le quedaba de maravilla despeinado a propósito. Su rostro seguía siendo el mismo, facciones rusas y marcadas cicatrices que le hacían ver aterrador.

-Vamos, Byers, no me mires así. Casi babeas. -Hizo el ademán de limpiar mi barbilla con sus dedos mientras sus ojos me escaneaban también.

-¿Eres real o estoy alucinando? -Pregunté sin querer. Él se echó a reír y supe que era totalmente real. Su risa despertó en mí algo que creí haber perdido, de pronto el corazón me latía fuerte en los oídos y una oleada de felicidad inundaba mi pecho. Sin poder (ni querer) evitarlo me lancé a abrazarlo con fuerza, él correspondió de inmediato entre suspiros mientras sus manos acariciaban con ternura el cabello.

-Te extrañé tanto. -Murmuró sobre mi oído, haciéndole coro a los latidos de mi corazón. -Pero al verte ahora, sé que la decisión que tomamos aquél día fue la correcta. -Se separó apenas unos centímetros del abrazo para mirarme de nuevo, al parecer él tampoco se lo creía.

-No sabes lo mucho que te extrañé, imbécil. -Le reclamé antes de esconderme en su pecho para soltarme a llorar como hace tanto no hacía. -Te necesité cada maldito día.

-Ya estoy aquí, kicci. Y no me iré de nuevo. -Sentenció con firmeza, sus dedos entre mi cabello me regresaron a los días de juventud que compartimos en mi habitación. -Hagamos las cosas bien esta vez.

-¿Dónde estabas? -Pregunté con curiosidad, todavía apoyando la frente en su hombro.

-Ya sabes, por aquí y por allá. -Respondió vagamente. -Reuniendo el valor y el dinero para venir a llevarte conmigo.

-¿A dónde iremos?

-A donde tú quieras.

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young love don't last for life (borill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora