Capítulo 6: ¿cómo se atreven?

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N° 17.

Paseaba por la sala de estar de un lado al otro, en la espera de que la bruja cruzara por esa puerta, no es como si las tiendas nocturnas quedaran muy lejos, ¿O si?, ¿Debí ir con ella?, Aquella pregunta no abandonaba mi mente,  y luego vino otra que por alguna razón me dió un amargo sabor de boca... ¿Podía entrar la posibilidad de que sucedió algo con la enana?, Debía averiguarlo. Decidido salí por el jardín trasero emprendiendo el vuelo a velocidad considerable.

En medio del camino mi computadora solo detectaba bajos niveles de poder que solo los terrícolas poseían, nada fuera de lo común en un mundo de puros débiles...—¿Donde estás, bruja?— cuestioné en voz baja con la vista fija en el suelo.

De todas las presencias que podía sentir apareció una que hace poco no estaba, su energía estaba bastante elevada, como si sucediese algo, pero poco a poco de iba extinguiendo... Aumente la velocidad dirigiendome a donde la computadora me indicaba su localización, estando un poco mas cerca logré escuchar un grito acompañado de un gran gemido, todo volvió a estar en silencio.

Es Kila, ese era un grito proveniente de ella, «¡Demonios, la lastiman!» pensé con rabia.

Una capa de energía oscura me rodeó por completo mientras aplicaba más velocidad al vuelo, aquellos gritos provenían de un callejón oscuro el cual parecía no tener salida. Descendí quedando frente a una escena que haría que la sangre me comenzara a hervir de la más pura ira, sobre el suelo yacía una Kila en estados deplorables, parte de su blusa rota, rasguños, teniendo encima a dos malnacidos que desearán en este instante no haberse topado conmigo.

—¿No es muy injusto, dos contra una sola?— Pregunté, ambos tipos posaron rápidamente su mirada sobre mí.

Uno de los sujetos bufó molesto apartando sus manos del cuerpo maltrecho de Kila, el otro seguía aún sosteniéndola del cabello como si ella estuviese haciendo algo para liberarse.

—¿A ti qué te importa, Pulgarcito?mejor regresa por donde viniste— expresó retante acercándose a mi para quedar frente a frente, pelinegro de una estatura considerable mínimo 1.83.

—Dejala  ir—.

—¿O si no qué?— habló el segundo imbécil, voltee a verle dedicándole una mirada gélida, más este solo se veía divertido, era gracioso que me creyeran inofensivo.

—No querrán averiguarlo— respondí en un tono de voz bastante grave.

Ambos carcajearon de risa sonando como par de hienas cobardes, que maltrataban mujeres por el simple hecho de que no podían con alguien de su tamaño... Seguían retandome, pobres alimañas que no saben lo que hacen.

—¡Carajo mejor lárgate!, haces que el tiempo con esta ricura se pierda, o no dudaré el pepear tu cráneo— Expresó fastidiado el pelinegro.

Un pequeño quejido resonó por el callejón, más como un llanto silencioso —¡Cállate Pendeja!— exclamó el otro estampando su puño contra el rostro de Kila.

Sentí la molestía recorrer cada parte de mi cuerpo, apreté los puños a mis costados hasta el punto en que los nudillos se tornaban a un blanco excesivo, aquélla aura oscura que me rodeaba aumento más, ¿para que advertirle a basuras como estás?, Cuando podía simplemente hacerlos desaparece de la faz de la tierra... Pagarán, van a pagar cada lágrima derramada por parte de Kila, cada golpe recibido, cada manoseo...

—...¿Cómo se atreven?...—

El suelo comenzó a temblar y ambos sujetos me miraban extrañados. Noté como me apuntaban con un arma y no pude evitar dejar escapar una risa larga, menuda estupidez la que cometieron, pobres escorias que creen que pueden herirme con una pistola de tan bajo calibre.

Mundos Paralelos...N°17.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora