Capítulo 9: Retrocede, diecisiete.

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Debo detenerlo... Pero no se siente tan mal esta cercanía, mi ojos no se apartaban de sus labios que de vez en cuando los relamia dándoles un toque más atractivo hacia mí, quería saltar y besarlo hasta cansarme, mas no era correcto ni un poco y no debía suceder. Al momento justo en que diecisiete estaba a punto de besarme giré a un lado mi cabeza evitando el contacto
-No, diecisiete- sentía su respiración pesada chocar mí, buscando manera de hacerme mirarle de nuevo y continuar lo que tanto quería, mas no se lo permitiré.

-Dejame hacerlo, bruja- dijo en un tono de voz baja.

-Retrocede, diecisiete- al ver que no lo hacía puse mis manos sobre su pecho empujandole, -¡Te he dicho que te alejes!- exclamé con enojo logrando quitarmelo de encima.

Sus ojos me dieron la mirada más fría e impasible jamás vista, nisiquiera cuando recién llegó a esta "dimensión" le había visto tan serio, una chispa de enojo se reflejo en aquellos orbes azules que tenía por ojos, tan gélido como un tempano de hielo... No sabía que así lucía un hombre luego de ser rechazado. Sin decir nada terminé por huir de la cocina para encerrarme directo en mi habitación, pegué mi espalda de la puerta dejando fuera de mis pulmones un gran bocado de aire que no tenía ni idea de que estaba conteniendo, mierda, mierda mierda, ¿A qué se debe ese cambio de actitud, se le fundieron los circuitos?

No podía seguir estando aquí, necesito tomar aire fresco y pensar con claridad, o de lo contrario saldría y no sé qué haría con diecisiete, y no quería eso. Sin dudarlo salí de la habitación caminando por el pasillo hasta llegar a la puerta principal, al salir la brisa chocó contra mi rostro bajando un poco la impresión que tenía justo ahora, tomé un bocado de aire por la nariz y luego lo expulse por la boca «respira, kila...»Pensé.

Avancé por la calle solitaria, por esta vez no sentía tanto temor al ser de día y en medio de mi caminata encontraba una que otra persona transitar la zona, de forma cabizbaja continuaba caminando, una y otra vez se reproducía en mi mente aquel recuerdo de lo sucedido, aquella cercanía, aquel olor a mis jabones especiales...

Demonios, diecisiete eres perfecto.

Choqué contra alguien por accidente, al instante mi cerebro regresó de golpe a la realidad en la que estaba, un quejido femenino resonó por la calle, en el suelo se esparcieron folletos de color rosa con brillos, decían algo que no alcancé a leer, rápidamente puse de cuclillas para recoger lo que ocasioné.

-Lo siento yo..
Frente a mi estaba nada más ni nada menos que Bianca, la rubia oxigenada que estudió conmigo en el instituto, ella estuvo apunto de decir algo más en sus labios rojos se formó una sonrisa amplia al reconocerme, era eso o simplemente todo el tinte habría jodido su cerebro, si es que tenía.

-¡Kila querida, hace tiempo no te veía!- expresó de forma animosa dejando de recoger sus folletos.

Me obligué a sonreír para no ser tan grosera-Hola... Bianca-
Aparté la mirada y continúe recogiendo.

No quería tener nada que ver con ella, la última vez creí que quizás teníamos una sana amistad, pero me equivoqué, fue la chica más falsa y malvada que conocí en toda mi vida, Helena me lo advirtió y no le hice caso, la perra era muy convincente... Mi ignorancia solo llevo a que Bianca me humillara frente a todos en la fiesta de Halloween que se organizó en mi instituto, tan solo porque accidentalmente ella llevaba el mismo disfraz que yo... Recuerdos llegaron a mi mente de como sus largas uñas desgarraban la tela de mi vestido de caperucita roja arruinando mi vestimenta y las risas de todos a nuestro alrededor digamos que no ayudaba mucho, después de ese día no regresé al instituto por algunas semanas, semanas en las que Helena me traía a casa los deberes y los entregaba por mí.

-Kila...¿Estás ahí?- su voz excesivamente femenina me sacó de mis pensamientos y subí la vista con parte de los folletos en manos y los otros los tenía ella.

Mundos Paralelos...N°17.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora