Capítulo 7: Torpe Kila.

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Desperté por el cántico de los pajaritos que sonaban siempre en las mañanas, lancé mi mano sobre la mesita de noche tanteando en donde podría estar el control del aire, escuché varias cosas caer al suelo
«Luego lo recojo», pensé estando aún adormilada, mi mano por fin dió con el paradero del control y lo primero que hice fue presionar el botón que yo creía que era el de ON/OFF, al instante una bulla comenzó a hacer escándalos por toda la habitación haciéndome saltar de susto, había tomado el control equivocado.

Resople con molestía sentándome por completo sobre la cama para apagar de nuevo el televisor, volví a buscar el control y lo conseguí, apagué por fin el aire y me recosté de nuevo solo a pensar, ya que era imposible dormirme de nuevo el daño ya estaba hecho, volteé mi cabeza a la derecha encontrándome con el rostro dormido de diecisiete, mechones azabache de su lacio cabello caían a un lado de su mejilla, lucía tan guapo y tranquilo por esta vez sí quise apreciar el monumento que tenía frente a mi, abrazaba con fuerza un extremo de la cobija, joder quien fuese tan afortunada como lo es ese pedazo de tela. Acerqué mi mano a su mejilla pero no lo acaricié, ganas no faltaron pero si lo hacía se vería muy extraño y es probable que diecisiete de despierte.

-Prefiero no arriesgarme- aparté mi mano y me levanté de la cama moviéndome al baño.

Luego de haberme aseado y cambiado de ropa, terminé por ir a la cocina para revisar la nevera en busca de algo que pueda desayunar, mi hambre de puerco es fiel jamás faltaba bajo ninguna circunstancia, inspecciono la nevera con la mirada notando q...

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Luego de haberme aseado y cambiado de ropa, terminé por ir a la cocina para revisar la nevera en busca de algo que pueda desayunar, mi hambre de puerco es fiel jamás faltaba bajo ninguna circunstancia, inspecciono la nevera con la mirada notando que no había mucho, justo como la dejé ayer, ¡Mierda, había olvidado que no compré gran cosa!, mas no tardé en recordar aquellas pizzas congeladas que traía antes del atentado.

-¡Bingo!- exclamé victoriosa mientras abría el refrigerador, saqué la bolsa plástica donde iba metida mi compra, pero cuando las revise estaban en estado deplorable, tenían algo de tierra y pequeños trozos de no se qué, pero lucía viscoso, sentí náuseas tratando de alejar ese pensamiento que me decía que quizás ese trozos desconocido podía pertenecer a uno de mis atacantes, tragué grueso y sin pensarlo 2 veces eché las pizzas a la basura.

Genia Kila, acabas de quedarte sin alimentos.

Frunciendo el ceño tomé un vaso y lo llené hasta el tope, tomé el agua rápidamente para ponerlo a un lado; terminé por salir de la cocina algo desganada, tenía tanta hambre que podría comerme un puerco entero. Me lancé sobre el sofá viendo mi móvil, podía considerar la idea de salir de nuevo, pero debía estar bajo la compañía de diecisiete o no tendría la suficiente valentía, tenía miedo de salir y que se repitiese lo mismo de anoche, un pequeño temblor recorrió mi cuerpo al recordar todo. No no, ir sola no está entre mis opciones.

Estaba hambrienta y aburrida, tan pero tan aburrida que terminé por encender la pequeña radio que yacía sobre la mesita donde de vez en cuando reposaba mis pies, la sintonice en mi en un programa de radio al azar, no tardó es sonar una noticia.

Mundos Paralelos...N°17.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora